La red social de David Fincher
Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
La red social», una película dirigida por David Fincher, se acaba de estrenar en las salas comerciales. Nacido en Denver en 1962, Fincher se inició temprano en el mundo del cine trabajando para la empresa de George Lucas Industrial Light and Magic en filmes como «El retorno del Jedy» o «Indiana Jones y el templo maldito». Por el camino hizo sus pinitos en publicidad y un spot para La Sociedad Americana Contra el Cáncer, en el que reproducía la imagen de un feto que simulaba estar fumando y que impulsó definitivamente su carrera. El anuncio le abrió las puertas de la industria de Los Ángeles, donde se convertiría en un reputado realizador de videoclips durante la década de los ochenta (Madonna, The Rolling Stones o Aeroesmith figuraban entre su selecta clientela).
Para su debut en el cine «escogió» «Alien 3», una cinta bien ambientada pero que no pasaría a los anales de la historia del cine. Tres años más tarde llegaría su momento como director con «Seven» y el resto ya es historia: «El club de la lucha», «Zodiac»...
Los demonios de la mente, la muerte, planean en las historias a las que Fincher se acerca cada vez que se involucra en un nuevo proyecto cinematográfico, siempre filmados con elegancia y con un gusto musical envidiable. A pesar de estar rodando una de las cintas de la saga Milleniun («The Girl With The Dragon Tattoo» ), «La red social», su último trabajo, es la cinta que está dando qué hablar estos días. El título avanza el contenido de la cinta, que perfila la sicología supuestamente avasalladora del personaje que se esconde tras la trama de Facebook: Mark Zuckerberg. Un joven que apenas supera el cuarto de siglo y que ha logrado hacerse con una fortuna valorada en 4.000 millones de dólares. Su historia, atractiva y oscura como la de cualquier millonario, ha caído en las manos del genial guionista Aaron Sorkin («El ala oeste de La Casa Blanca»), que se ha encargado de dar publicidad a la leyenda del hombre que, según cuentan, no era demasiado habilidoso en interacciones sociales. Facebook o para algunos la respuesta que surgió de la mano de Zuckerberg al exclusivismo de las fraternidades universitarias (él pertenecía a la Alpha Épsilon Pi estudio de Harvard), es pues el tema, digamos «colateral», de la última película de Fincher. Un asunto que ya está metido de lleno en nuestras vidas y que parece haber llegado para quedarse. ¿Quién no tiene un perfil en alguna red social? Yo, por ejemplo, aunque seguramente me esté perdiendo algo. Quién sabe...
Entre los grandes sueños de Zack Snyder está adaptar la novela de Ray Bradbury «El hombre ilustrado». Sería el definitivo tributo a uno de los autores de ciencia-ficción malditos para el cine, ya que nunca se ha conseguido hacer nada con su narrativa fuera de los programas televisivos, a los que se prestaba el caracter episódico de sus colecciones de relatos. Programas como «El teatro de Bradbury, o las versiones domésticas de «Crónicas marcianas» y «El sonido del trueno» no terminan de hacerle justicia. Tampoco tuvo suerte «El hombre ilustrado», película realizada a finales de los 60 por el televisivo Jack Smight, y eso que Rod Steiger bordaba la inolvidable y salvaje caracterización del tipo con todo su cuerpo tatuado por dibujos visionarios. Era una invitación a viajar al futuro desde los duros e insatisfactorios tiempos de la Gran Depresión, un punto de partida que gusta a Zack Snyder para la actualización que tiene en mente, porque el mañana siempre es el mañana, y más aún cuando el presente invita a escapar. Queremos ver lo antes posible esos tatuajes en movimiento.
M. I.
Las referencias a «La Guerra de las Galaxias» encuentran su sentido en la necesidad de introducir un lado oscuro en la historia. Las novelas de Kathryn Lasky en que se basa la película se prestaban a ello y el éxito de la adaptación dependerá de la habilidad para transmitir esa emoción al público infantil.
Dirección: Zack Snyder.
Guión: John Orloff y Emil Stern, sobre las novelas de Kathryn Lasky.
Música: David Hirschfelder.
País: EE.UU., 2010.
Duración: 90 minutos.
Género: Animación.
