Condenas de cárcel por las muertes de dos operarios en Legorreta en 2005
Cinco responsables de una obra de un edificio de tres plantas en Legorreta en la que fallecieron dos trabajadores sepultados han sido condenados a dos años de cárcel en total, una vez que los responsables de Urrela y Construcciones Zuga demostraron que habían compensado económicamente a las familias de los dos trabajadores muertos en setiembre de 2005 en la localidad guipuzcoana.GARA |
Cinco responsables de una obra de construcción en el barrio Guadalupe de Legorreta en la que dos trabajadores -Angel B. N, de 37 años y J. M. R. Z. de 53 años- murieron sepultados por un corrimiento de tierra el pasado 12 de setiembre de 2005 han sido condenados a dos años de cárcel y a diferentes penas de inhabilitación por un juzgado de Donostia. Los condenados son el administrador de la constructora, el arquitecto, el aparejador y los encargados de obra de las dos empresas que realizaban los trabajos, una como empresa principal y la otra como subcontrata, es decir Urrela y Cons- trucciones Zuga.
Durante el juicio por estos hechos, los cinco imputados, que han compensado económicamente a las familias de las víctimas, se mostraron conformes con la petición de pena que hizo la Fiscalía, por lo que ahora han sido condenados a penas que suman dos años de cárcel por dos delitos de homicidio imprudente y un delito contra los derechos de los trabajadores con la atenuante de haber reparado el daño causado.
También han sido inhabilitados por dos años para el ejercicio de sus respectivas profesiones y deberán pagar sendas multas de 540 euros
Según la sentencia del caso, a la que ayer tuvo acceso Efe, los hechos se produjeron en las obras de construcción de un edificio de tres alturas cuando, tras derrumbar el inmueble que había ocupado el solar, varios trabajadores se disponían a finalizar la excavación y vaciado del terreno para levantar los cimientos y los muros del perímetro del sótano. En este contexto, el conductor de una retroexcavadora comenzó entonces a horadar junto al solar del edificio colindante un pozo para colocar la zapata del foso del ascensor, bajo la dirección técnica de uno de lo dos encargados de obra acusados.
Lluvias y filtraciones
Una vez finalizada la excavación, los encargados ordenaron a tres trabajadores que descendieran al pozo, junto a uno de ellos para terminar de limpiarlo. Sin embargo, «tras días de cuantiosas lluvias», empezó a filtrarse agua en el interior de la excavación, por lo que el encargado salió fuera para coger una bomba de achique. Uno de los tres trabajadores que se quedaron en el lugar se percató de que comenzaban a producirse «leves desprendimientos de tierra», se dio cuenta de que existía «peligro de derrumbe» y abandonó el pozo al tiempo que comenzó a gritar para advertir a sus compañeros.
A continuación, las tierras del talud vertical se derrumbaron y sepultaron a los dos operarios que quedaban dentro del agujero, uno de los cuáles murió en el acto, mientras que el otro lo hizo horas después.
La sentencia considera que los encausados «no adoptaron las necesarias medidas de seguridad» en esa obra, ya que los trabajadores «se situaron dentro de un pozo ante un talud de tierras inestable y dentro del radio de acción de un derrumbe por el propio empuje del terreno colindante, sin ningún tipo de entibación, apuntalamiento u otra medida preventiva». El documento precisa asimismo que los procesados no tuvieron en cuenta que el peso del edificio colindante a la obra que se realizaba y las aguas pluviales y fecales del terreno procedentes de las tuberías de desagüe cercanas podían «contribuir a la aceleración».
La sentencia indica que el plan de seguridad y salud en el trabajo de ambas empresas constructoras «no especifica las anchuras a guardar entre bataches ni el riesgo por desprendimiento de taludes de tierra, si bien sí prohíbe que el personal trabaje junto a planos inclinados con fuerte pendiente».
En 2010 se han producido en Euskal Herria al menos 64 muertes a causa del trabajo. Si añadimos los 17 fallecidos por mesotelioma pleural, un tipo de cáncer derivado del contacto con el amianto durante la vida laboral, nos encontramos con que 81 trabajadores han perdido la vida.
En pleno siglo XXI todavía muchas empresas siguen careciendo de una evaluación de riesgos laborales y, por lo tanto, desconocen dónde se encuentra el peligro. Hace unos días se ha conocido un informe del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo del Estado español que culpa a la multinacional alemana Volkswagen de no haber realizado una evaluación de riesgos adecuada, que manipuló los datos y que muchos trabajadores de esa gran factoría lo hacen en condiciones penosas porque no se ponen los medios adecuados para sus altos ritmos de producción.
Entre enero y agosto de este año, período al que corrresponden las estadísticas oficiales vigentes, se han producido 28.996 accidentes de trabajo con baja en Hego Euskal Herria, a los que hay que añadir 195 accidentes graves. Las estadísticas oficiales registran 33 fallecidos, algo más de la mitad de los que se han producido en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa. A todos estos hay que añadir los accidentes que se producen sin baja, lo que supone que en los centros de trabajo la seguridad y la salud son dos elementos secundarios. De hecho, las propias administraciones han reconocido que la bajada de la actividad por la crisis económica no ha significado una mejora en la prevención de riesgos, porque el déficit existe. J, BASTERRA
La sentencia considera que no se adoptaron las medidas necesarias de seguridad en esa obra y, además de la condena de cárcel, les impone una sanción de dos años de inhabilitación.