Ya sabía yo que las enigmáticas palabras de Zapatero en relación a la izquierda abertzale traerían cola.

Ayer en «Abc» y «El Mundo» dedicaban sendos editoriales al caso para poner firmes al de la ceja.

Según el editorialista de «Abc», «Zapatero no tiene ya autoridad para volver a confundir a la opinión pública con mensajes crípticos sobre el futuro de ETA o de sus sicarios batasunos». Empieza bien...

Y le emplazaba sin disimulo: «debe empezar por aclarar sus propias palabras y explicar a los ciudadanos, al PP y a las víctimas por qué los mensajes de los batasunos `no van a ser en balde', y para quién y cómo».

Y, después de ZP, el de «Abc» pone en el punto de mira al nuevo fichaje: Ramón Jáuregui. Lean, lean: «el final de ETA es la baza en la que confía el Gobierno en su `plan de rescate' -la otra es una campaña sin cuartel contra el PP-, y ahí tiene su sitio el pacto con el PNV, que cuenta también con el refuerzo de Ramón Jáuregui, político que, tras unas buenas maneras personales, presenta una trayectoria en la política vasca basada en su predisposición al entendimiento con el PNV, así como en la falta de sintonía con el pacto antiterrorista de 2000 y con la alternativa constitucional que en su día representaron Mayor Oreja y Nicolás Redondo, y ahora, con diferencias, Basagoiti y Patxi López».

También en «El Mundo» zarandeaban al inquilino de La Moncloa agarrándose a las reacciones de los sindicatos policiales: «Zapatero ha dado oxígeno a Batasuna, que sin duda se ha dado cuenta de que puede obtener buenos réditos en un proceso de negociación sobre el trasfondo de una nueva tregua de la banda terrorista. Rubalcaba va a ser el hombre clave de Zapatero en este proceso en el que, sin duda, contará con el respaldo del PNV».

Y le falta poco para acusarle de felonía: «la crisis de Gobierno va mucho más allá del baile de nombres: supone una nueva política en la que las prioridades de Estado se diluyen para dar paso a una confrontación a cara de perro con el PP y los sectores sociales que le apoyan. Ya veremos hasta dónde llegará la marea». Le van a marcar muy de cerca. Ahora falta ver si tendrá valentía para hacerles frente o si se achica una vez más.