Las promesas de Berlusconi no logran calmar las protestas en Nápoles
La cuestión de las basuras vuelve a encender los ánimos en la sureña región italiana de Campania. Los vertederos están saturados y los vecinos se quejan de que no se cumple con la exigencia de mínimos de salubridad, generándose situaciones de máxima tensión.
Françoise KADRI (AFP) |
Tras varias noches de enfrentamientos entre policías y vecinos que se oponen a un vertedero a cielo abierto cerca de Nápoles, Silvio Berlusconi anunció ayer ayudas especiales y se dio un plazo de diez días para solucionar el problema de los residuos.
Pero los alcaldes de los pueblos cercanos al vertedero de Terzigno, a 20 kilómetros al sur de Nápoles, rechazaron estas promesas y anunciaron que continuarán oponiéndose cueste lo que cueste a su utilización y a la apertura de otro en las cercanías, que se espera que sea el mayor de Europa (tres millones de toneladas).
«Pensamos que en diez días, la situación volverá al orden», declaró el primer ministro, anunciando, a la salida de una reunión de crisis en Roma, una serie de medidas por valor de catorce millones de euros en Terzigno para «estaciones de depuración, saneamiento, una red de distribución de agua, canalizaciones y el reacondicionamiento urbano». Berlusconi también anunció que Protección Civil se encargará a partir de ahora de la descarga en Terzigno, donde se han registrado violentos enfrentamientos estos últimos días.
Ante los anuncios gubernamentales, el alcalde de Terzigno, Domenico Auricchio respondió: «No queremos ni dinero ni nuevas infraestructuras, lo único que reclamamos es que no se abra un segundo vertedero».
Angela Borelli, alcaldesa de Boscotrecase, acusó a Berlusconi de querer «cansar a los manifestantes». «Defenderemos nuestro territorio hasta el final, hasta la muerte», advirtió, aunque llamó a manifestarse de manera pacífica.
Genaro Cirilo, su homólogo de la localidad vecina de Trecase, considera que los habitantes están a punto de iniciar «una nueva intifada».
El vertedero de Terzigno está contaminando la capa freática y las emanaciones han provocado enfermedades respiratorias, especialmente a los niños, según denuncian los vecinos.