Saunier Duval, una ficha alavesa en los planes del grupo alemán Vaillant
El ERE de Saunier Duval es un primer paso para el cierre, según el comité, que apuesta por la continuidad de la planta de Gasteiz, y denuncia que la coacción ha logrado la adhesión de 40 personas. La Administración espera aún un acuerdo, incluso una vez finalizado el período de consultas, que le evite adoptar una resolución.
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA
Saunier Duval avanza hacia el cierre de la planta de Gasteiz y el expediente de regulación de empleo que prevé la extinción de 66 contratos será el primer paso de la estrategia de la multinacional alemana Vaillant, propietaria de la compañía, a juicio de los representantes de los trabajadores, que piensan que la factoría de la capital alavesa es sólo una ficha en los planes del grupo alemán.
La empresa ha conseguido introducir una cuña en la oposición de la plantilla al expediente al conseguir que 40 personas aprueben adherirse al plan social que presentó la semana pasada. El miedo y la coacción son, según el comité, lo que ha llevado a estos trabajadores a aceptar esta salida.
Saunier Duval se dedica a la fabricación de sistemas de calefacción. En la planta de Gasteiz cuenta con una plantilla de 118 personas. Se trata de una plantilla joven, con una media de edad de poco más de treinta años. Pero para algunos, el despido previsto en el expediente les llegaría con una edad en torno a los cincuenta años, lo que dificulta su reincorporación a la vida laboral.
Otras personas tienen familia e hipotecas. «Algunos acaban de meterse en un piso y se pueden quedar en la calle», señalan desde el comité, que añade que un trabajador ha visto cómo el banco rechazaba la solicitud de préstamo al conocer cuál es su empresa. «Cuando les han pedido una nómina y han presentado la de Saunier Duval, automáticamente les han dicho que no», explican.
«Una deslocalización en toda regla»
El comité mantiene que el expediente es «una deslocalización en toda regla». Saunier Duval llegó a Gasteiz en 1996. En un principio se dedicaba a sistemas de aire acondicionado, pero esta actividad se trasladó a China. En 2001, el grupo Vaillant, una multina- cional alemana, absorbe a Saunier Duval, su competencia, y el destino de la planta de Gasteiz pasa a depender de Remscheid, localidad cercana a Colonia donde se encuentra la sede de Vaillant. Creada en 1874, ha permanecido desde entonces en manos de la misma familia y posee 14 centros productivos en Europa, China o Turquía con más de 10.000 empleados.
«Ahora nos dedicamos a productos de energías renovables y geotermia -señala uno de los trabajadores de la planta alavesa-. En estos 14 años no ha habido problema, la producción ha ido normal y no hemos tenido ningún conflicto con la empresa. Hasta que el día 15 de abril nos dan la noticia de que presentan un plan con 80 despidos».
Pero no iba a ser la única sorpresa que recibirían. Poco después el Gobierno español aprueba el decreto sobre la reforma laboral que otorga ventajas a las empresas para despedir y facilita la aprobación de recortes de empleo por causas económicas. Sin terminar el período de consultas del ERE, Saunier Duval lo retira para acogerse a las nuevas condiciones. «No vamos a dejar pasar esta oportunidad», dijeron sus responsables, según el comité. Y presenta entonces otro ERE que incluye 75 despidos.
El período de consultas con los representantes de los trabajadores se cierra el 13 de octubre sin acuerdo. Finalmente, la empresa realiza un último movimiento y presentan una propuesta de plan social en el que rebaja a 66 los despidos y ofrece una indemnización de 55 días por año trabajado con un mínimo de 20.000 euros.
Al mantenerse el rechazo del comité, que insiste en la falta de razones para el expediente, la dirección da un plazo de 48 horas para quien se quiera adherir de forma individual. Según la dirección, opta por esa medida «tras cinco meses de reuniones improductivas y la ausencia durante este tiempo de una consulta libre a los trabajadores sobre los planes sociales presentados».
Los representantes sindicales desmienten esta crítica y subrayan que han informado puntualmente a la plantilla del contenido de las reuniones.
«Miedo»
Durante esos dos días, según explica el comité, «la empresa actúa en forma de chantaje, telefoneando a gente de permiso o de baja, bajando a hablarles personalmente para convencerles de que se adhieran y lo consiguen con cuarenta personas. Pero no dicen que esas personas arrastran al resto de la plantilla, porque en el plan social se establece que si se va el resto, se va con las mismas condiciones».
Saunier Duval alega que «se vio obligada a ofrecer las condiciones del plan social en última oferta directamente a la plantilla como resultado del rechazo absoluto a la negociación por parte del comité de empresa de las condiciones de extinción de contrato dentro del marco del ERE planteado».
El comité insiste en que esas 40 personas han aceptado por el miedo y la coacción. «La empresa les ha metido miedo, incluso diciendo que aceptando la indemnización les iban a dar una hipoteca mejor. Han sido maniobras sucias, han dado un ultimátum de 48 horas para que la gente no tuviera tiempo para pensarlo y advertían de que, si el Gobierno aprueba el ERE, sólo iban a recibir veinte días de indemnización. La gente se agarra a un clavo ardiendo y la situación está tan difícil, con 20.000 parados en Alava...».
Asamblea suspendida
Uno de estos episodios sucedió en una asamblea, en la que se iba a votar si la plantilla quería negociar la vía propuesta por la empresa. «Nos llevamos la sorpresa de que empiezan a aparecer directivos, alguno ya salvado por el plan social. Entonces se les invita a que abandonen la sala y se niegan y querían intervenir. El comité da por finalizada la asamblea y nos vamos. Vienen unas sesenta personas con nosotros y se quedan unas 49. Hacen una reunión privada y parece que una votación en la que aprueban que entremos a negociar. Quieren dar legalidad a esa votación cuando la única representación legal y quien dirige una asamblea la tiene el comité de empresa.»
La dirección asegura que la asamblea fue «abortada por el comité», aunque contabilizó 47 votos favorables a la negociación.
Los representantes sindicales critican además que «sólo hablan de dinero, no ponen encima de la mesa ni edad ni cargas familiares, ni nada que se pueda tener por un plan social». En cambio, el comité quiere hablar de las causas del ERE para justificar que no se puede mantener la producción en Gasteiz. «Hemos desmontado todas las argumentaciones que han presentado y así lo demostraremos en el contrainforme que llevemos al Gobierno Vasco».
Así, recuerdan que, la empresa calculó unas pérdidas de 1,6 millones de euros en las cuentas de 2009, al presentar el primer ERE. «Pero luego nos dijeron que eso no son pérdidas reales porque son gastos de I+D que luego los paga el grupo. Además, en febrero hablaban de que ya hemos pasado el periodo crítico de la crisis en 2009». También indican que sólo una semana antes de hacer público el ERE, se acabó de montar una nueva línea de producción. Por ello, cree que sólo es «un plan de Alemania para ventilarse cinco plantas del grupo».
Aprovechando una reunión de la dirección de la multinacional con el comité europeo, el comité de Gasteiz se trasladó a Alemania, donde llevó a cabo una concentra- ción y fue recibido por los directores generales, que «nos dijeron que nunca habían tenido problemas con la planta de Vitoria, ni productivos ni económicos. Que simplemente era una decisión estructural, sobraban cinco plantas. Nada que ver con lo que nos cuentan aquí. Tenían la orden de cerrar y la única forma de hacerlo era con un ERE y buscaron causas donde no las hay, para ver si cuela, para vestir el santo».
El comité cree que la gerencia no ha sabido defender la planta de Gasteiz y está convencido de que si Lakua tiene que decidir sobre el ERE no lo va aprobar «y la empresa lo sabe», por lo que quiere conseguir un acuerdo. Estima que tampoco el Ejecutivo quiere tener que decidir y ha impulsado que, incluso finalizado el período de consultas, sigan las negociaciones.
«No es un tema técnico ni económico ni productivo, ni organizativo. Sólo ha sido una cacicada. No estamos hablando de las hermanitas de los pobres. La familia Vaillant es la sexta fortuna de Alemania. Tiene 2,4 billones de euros de patrimonio y quieren que vendamos nuestros puestos por unas migajas», denuncia.
Un primer paso para el cierre
El ERE dejaría en la capital alavesa las actividades relacionadas con repuestos, I+D y comercialización de la producción de China. Pero los representantes de los trabajadores temen que también cierren esos departamentos. «El ERE sería un primer paso. De momento se llevan la producción para tener una excusa para cerrar los departamento que se quedan y que no se pueden mantener sin la producción», sostienen.
Subrayan también su dedicación a las energías renovables, un sector emergente, que no entienden que lo lleven a Alemania y lo alejen de los mercados del sur europeo. «Y si no que nos caigan otros productos. Pedimos carga de trabajo. Aquí destruyen empleo y en Turquía y Alemania aumenta la producción y en Eslovaquia contratan 150 operarios más», critican.
El comité continúa desmintiendo los argumentos de la dirección. «Dicen que sale más barato el producto en Alemania, cuando hemos demostrado que aquí se hace en menos tiempo y con mejor calidad. Hicimos un plan de viabilidad que demostraba que la planta de Gasteiz era rentable y tenía futuro, pero no lo han valorado. Tuvimos que presentarlo directamente a la dirección de Alemania».
Respecto a las recolocaciones, según el comité, «la única opción era la del traslado de diez personas a Alemania. Sólo han recolocado a directivos y altos cargos. Eso lo dice todo del plan social. Queremos hablar de las causas, pero ellos sólo hablan de las indemnizaciones».
Por su parte, la empresa asegura que el plan «fue minuciosamente analizado por la dirección y se contestó con detalle en una presentación al comité, demostrando que los supuestos en que se fundamentaba estaban equivocados»
La plantilla que no ha aceptado la propuesta de la dirección, y respalda al comité en la necesidad de salvar los puestos de trabajo, tiene la intención de seguir movilizándose dando a conocer esta situación. Uno de sus instrumentos es el blog saunierborrokan.blogspot.com.
El comité de Saunier Duval ha denunciado que la empresa ha recibido ayudas públicas por un valor de 1,3 millones de euros por parte del Gobierno de Lakua, otros, 100.000 euros del Ayuntamiento de Gasteiz y 198.000 de la Diputación alavesa «y faltan las ayudas estatales que no nos han querido facilitar por lo que suponemos que es un montante importante. Es más de lo que les cuesta echarnos», señalan.
Así lo plantearon el pasado martes en las Juntas Generales de Araba. Tienen también prevista una comparecencia en el Parlamento de Gasteiz. Su intención es denunciar este conflicto públicamente «para que se entere todo el mundo de lo que hace Vaillant. Vienen cogen el dinero publico y se van. Queremos implicar a la clase política para que se moje». P.R.A.
El comité sostiene que la empresa es viable y que en su contrainforme ha desmentido todos los argumentos que ha empleado la empresa para justificar el ERE.