La candidata oficialista a la Presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, demandó ayer «humildad» a sus seguidores, al tiempo que pidió la confianza y el voto de la ciudadanía brasileña para imponerse en la segunda vuelta de las elecciones el día 31.

Rousseff, quien participó en actos en los municipios de Carapicuíba y Diadema, ambos en el estado de Sao Paulo, estuvo arropada en todo momento por el presidente Lula da Silva, quien aprovechó el acto para rebajar el tono de la campaña, que en los últimos días se ha caracterizado por una escalada en el cruce de acusaciones entre Rousseff y su rival, el candidato José Serra. «Si fuéramos provocados -dijo-, no tenemos que aceptar la provocación, porque la zurra que tenemos que darles es en las urnas».