CRÍTICA cine
«Izarren argia»
Mikel INSAUSTI
Hay películas en las que el valor testimonial está por encima de su entidad cinematográfica. “Izarren argia” es un producto muy modesto en el que prima la necesidad de sacar a la luz unos acontecimientos que no pueden quedar en el olvido, y de ahí que su urgencia justifique un acabado poco riguroso en la realización. En el ánimo del debutante Mikel Rueda ha debido pesar más lo que había qué contar que el cómo contarlo, y se ha entregado de lleno a la denuncia del feminicidio franquista cometido en Saturraran hace siete décadas sin reparar en cuestiones de estilo. No obstante, el verdadero espíritu de la película se halla contenido en la breve introducción donde hablan las supervivientes ya ancianas, un momento revelador que te pone un nudo en la garganta para el resto de la proyección. Es una pena que no se haya sabido mantener ese convincente tono documental, prefiriendo dar a la recreación ficcional de tan terribles hechos un exagerado melodramatismo, que en definitiva resulta menos efectivo por culpa de las tentaciones maniqueas e ingenuidades varias en que incurre “Izarren argia” a lo largo de su bienintencionado pero torpe desarrollo.
Comprendo también que se haya querido dar absoluto protagonismo a aquel colectivo de mujeres encarceladas, pero dejando pasar la oportunidad de desenmascarar a quien fue el cerebro e ideólogo del plan de exterminio que las convirtió en cobayas. La aparición del siniestro Doctor Vallejo-Nájera es imperdonablemente fugaz, cuando se ha contado con una estupenda caracterización de Patxi Santamaría que podía haber dado mucho más de sí. En cuanto el peligroso psiquiatra sale de escena son las monjas mercedarias las únicas villanas de la función, con Teresa Calo como histriónica represora de la resistencia ejemplar de Klara Badiola y la bondad enternecedora de Barbara Goenaga. Son actrices rodadas que saben aguantar los primeros planos, escogidos estratégicamente para disimular las limitaciones presupuestarias de la ambientación de época.