«Nuestro objetivo era rodar la arquitectura de un modo diferente, emocionar»
Directores de cine
Norberto López Amado y Carlos Carcas son los autores de «¿Cuánto pesa su edificio señor Foster?». Ambos han trabajado por todo el mundo retratando acontecimientos políticos y sociales, ambos son documentalistas con cierto éxito y juntos han aunado esfuerzos para acercar a través de la cámara la obra del arquitecto Norman Foster.
A través del estudio de los proyectos de Foster, López Amado y Carcas han conseguido captar el alma de los espectaculares edificios del arquitecto, la historia de cada una de las obras. Aún se les ve emocionados con su trabajo y comentan las sensaciones que tienen después de haber visto de nuevo el documental. Se emocionan hablando. La película también emociona. Ambos han realizado un difícil juego de conceptos en el que además de la obra arquitectónica, nos descubren al ser humano que se esconde detrás, mínimamente, casi de forma tímida pero enérgica a la vez. Norman Foster se ha convertido en su objeto de estudio, también en el nuestro como espectadores.
Para poder retratar la arquitectura del señor Foster, acercarse a él con dignidad, habrán tenido que realizar un importante trabajo de observación y documentación. ¿No les daba vértigo que las imágenes no captasen la esencia de las construcciones?
Carcas: Al principio nos dio mucho miedo. Nos preguntábamos ¿Cómo vamos a retratar estas obras tan majestuosas, ser fiel a las dimensiones? Es como cuando vas a la montaña y haces un retrato y después llegas a tu casa y la foto nunca es como lo que has visto con tus propios ojos. Creo que el equipo ha realizado un gran trabajo para ser fiel a eso y conseguir mostrar esas dimensiones. Su arquitectura es muy cinematográfica. Él cuando va a una reunión para hablarle de un proyecto les dice: A ver ¿Cúal es la historia? Para él cada proyecto tiene un «cuento» detrás, la arquitectura no es para él solamente cuatro paredes y un techo, es todo un viaje, entrar, lo que vas viendo según atraviesas el edificio, cómo funciona, su luz... Es casi un ser vivo, todo es importante en su conjunto. Hay toda una historia en cada una de la obras y el reto era descubrir qué historia había detrás de cada obra.
Imagino que para cada obra habrán realizado un planteamiento cinematográfico distinto…
López Amado: El planteamiento era realizar una visita al lugar, y allí intentábamos captar la primera emoción que nos provocaba el edificio. A veces era frialdad, esa frialdad bella que destilan algunas de sus obras. Pienso que cuando se tiene la oportunidad de retratar algo bello, porque en el mundo además de desgracias y guerras también existen cosas bellas, por qué no retratarlas también. A cada edificio le dábamos un concepto, al puente de Millau le dimos el concepto de volar, una de las pasiones de Norman, al Reichstag el peso de la historia, la ecología a la torre Hearst de Nueva York… Jugábamos con conceptos, a veces un poco abstractos, pero tratando que la cámara transmitiera una emoción con cada edificio.
Habrán tenido que ser minuciosos al recrear los espacios en los que él aparecía, se dejaba llevar a la hora de ser filmado…
Carcas: Se dejaba llevar totalmente. En el caso de alguna entrevista que tenía que ser más larga, sí que realizamos algún encuadre… pero él jamás nos dijo cómo hacerlo. Teníamos que ser muy ágiles a la hora de retratarlo. Es su forma de ser tiene un dinamismo increíble, él es rápido y va directo al grano. Es su filosofía como arquitecto. «En un minuto y al grano me tienes que contar de qué va este proyecto. Sino, puedes perder el cliente». Tuve que seguirle durante cuatro días y acabé agotado, no podía seguirle, parecía no sufrir ni siquiera el jet lag. Así que para filmarlo tienes que estar pescándole al vuelo…
¿Cómo ha sido el montaje? ¿Ha sido muy difícil escoger?
López Amado: Ha sido un trabajo de más de seis meses y hemos desechado mucho material. Había un documental previo de Gerhy que nos gusta mucho porque Pollack hace un retrato muy cercano del arquitecto, teniendo en cuenta que Pollack era amigo de Gerhy. En cambio con Norman es así, él no es como Gehry, no es nada abierto, pero ese era precisamente el objetivo: retratarlo tal y como es. Y él se sintió identificado con lo que vio. Nuestro objetivo era emocionar con la arquitectura, rodar la arquitectura de un modo diferente. Vamos a acercar a la gente su obra, que se emocionen con ella. Él te contará de un modo amable todo aquello que tú le preguntes, pero siempre tendrá delante una especie de velo, de cortina. Así que creemos que fue increíble rodar la secuencia en la que está jugando con su hijo.
Foster no se considera un artista.
Carcas: Él dice: «Yo no soy un artista, soy un gran empresario que trabaja para un cliente que me encarga una obra». Pero no estoy de acuerdo. De hecho, en el caso del Parlamento alemán, se negaba a reconstruir un símbolo con el que no se sentía identificado y creó un nuevo símbolo; el del nacimiento de una nueva historia.
Las imágenes de él participando en una maratón de esquí de fondo impresionan…
López Amado: Sí y, precisamente, son una metáfora de lo que es Norman Foster. Él utiliza el deporte como una forma de pensar. La soledad del corredor de fondo. No se hunde nunca y continúa siempre más allá del esfuerzo físico, de lo que la mente te dice cuando no puedes más.I. FRESNEDA