Octubre se está caracterizando por ser un mes muy que muy interesante para los alpinistas franceses que apuestan por hincar el diente a las tapias sombrías del macizo del Mont Blanc. Un mes muy prolífico y de gran nivel para un pequeño grupo de alpinistas que en más de una ocasión repite más de una ascensión. GARA se ha puesto en contacto con uno de ellos, y es que en el plazo de 12 días se ha «comido» dos vías de la norte de las Grandes Jorasses: la Polaca y la «Bonatti-Vaucher». El protagonista se llama Robin Revest.

La primera línea, la Polaca de 1970, caía el 2 y 3 de este mes: «Esta vía acaba en la Pointe Héléna (MD+, 900 m, M5+ y 85º). Se trata de una gran vía de mixto abierta por un equipo polaco el 24 y 25 de julio de 1970, y repetida en el 2007 y en versión mixta por Stéphane Benoist y Patrice Glairon Rappaz. Una vía de gran belleza que se ha escalado en buenas condiciones. En nuestro caso fueron correctas a pesar de la nieve fresca y la falta de hielo en algunos tramos que hizo que fuera una escalada delicada».

El compañero de cordada de Revest fue Yann Borgnet, un joven de 19 años que se está convirtiendo para su edad en una referencia. Para las 7 de la mañana ya estaban en la rimaya después de realizar una aproximación muy cansina, ya que tuvieron que abrir huella en el paquetón de nieve y buscar un camino entre las grietas. «Al comienzo de la escalada nevaba, pero confiábamos en las previsiones. Escalamos muy motivados. Con el couloir de ataque ya empezamos a ponernos a tono. No pude de dejar de mirar a mi alrededor; las goulottes son extraordinarias y están dominadas por murallas impresionantes. ¡Qué ambiente! Seguimos por tiradas largas de mixto que nos llevan a la izquierda para pillar el nevero suspendido al pie de las dificultades. El segundo largo, por ejemplo, es una travesía clave de M5+, muy delicada, y que te lleva a la goulotte suspendida. Yann ataca el último largo duro, tranquilo a pesar de los pasos finos de dry. Luego le sigue una formidable goulotte y mixto menos empinado hasta la cima».

Sin tiempo para disfrutar de la cumbre, empiezan el descenso con alguna que otra huella previamente abierta y que les ayudó para sortear las grietas. La noche la pasaron en Boccalate.

Diez días después, Revest se encontraba de nuevo en la cara norte de las Grandes Jorsasses, pero esta vez acompañado de Hélias Millerioux (compañero de cordada de Ferrán Martínez en la «Manitua») y Deluze. El objetivo: la «Bonatti-Vaucher» (ED+, VI, 1.100m, M6, 85º,A2).

Abierta en 4 días de agosto de 1964 por Walter Bonatti y Michel Vaucher, fue repetida en invierno de 1976 por Pierre Beghin y Xavier Fargeas, y también escalada en solo y en verano por Slavko Svetitic. Una línea a la Punta Whimper y, según Revest, «secreta con muy poca información y el reto de una repetición junto a unos colegas muy motivados. Cuenta con escasas ascensiones».

El trío no encontró muy buenas condiciones, y es que el viento de foehn que sopló con fuerza en las jornadas previas a la ascensión dejó la línea con poco hielo y secciones muy delicadas para la escalada. Una escalada moderna con mucho dry-tooling. Con estas condiciones escalan una decena de largos duros de M5/M6/85º y secciones de artifo muy roto. El día 13 empiezan la escalada liderada por Deluze que atacó los primeros largos de mixto. «Le seguí con un ambiente increíble y con el monolito de la Croz a la derecha. A Hélias le tocó la segunda sección con los largos sostenidos de M5/M6/85º. Llegamos hasta la «araña» (un nevero suspendido que Bonatti lo llamó así comparándolo con el del Eiger), lugar donde montamos el vivac», señala Revest.

Al día siguiente acaban con los 200 metros que les falta para hacer cima. Para ello necesitaron 9 horas, y es que la goulotte de salida no tenía hielo y tuvieron que echar del artificial y del libre.

Trilogía Bonatti

Por otro lado, Christophe Dumarest y uno de los protagonistas de la repetición de la vía Polaca, el diecinueveañero Borgnet, realizan un excelente encadenamiento de tres vías abiertas por Bonatti en el macizo del Mont Blanc. Eso sí, la transición de vía a vía no la hicieron en teleféricos sino con bicis «por motivos estéticos y ecológicos».

La primera vía elegida fue la «Bonatti-Vaucher» de las Grandes Jorasses. La escalaron en dos días: 7 y 8 de presente mes. A diferencia de sus colegas, esta cordada hace vivac justo tres largos por debajo de la «araña» antes citada. «Hoy en día se trata de una ruta que se escala en la versión de hielo y mixto para evitar al máximo la roca descompuesta. Después de una caótica noche, acabamos la vía y nos encontramos en la cima a las seis y media de la tarde, tras 18 horas y media de escalada acumulada», informa Borgnet.

El 9 atraviesan las largas y magníficas aristas de Rochefort, muy frecuentadas en verano pero sin ningún alpinista durante esas jornadas. El 10 ascienden la Bonatti al Grand Capucin. Borgnet en su caso ya la había escalado en 2 ocasiones: «Es una auténtica joya. Bonatti hizo un intento a mi edad (19 años) y la acabó con 21. Después de esta ascensión exprés, descenso a Val Ferret; eso sí, a pie y luego en bici hasta Val Veny. El 11 fue una jornada dura para mí, ya que tuvimos que superar los 2.300 metros de desnivel para llegar a Eccles».

Finalmente, el 12 escalan la «Bonatti-Oggioni» al Pilier Rouge du Brouillard. Eso sí, escalada complicada por la nieve caída durante la noche. «Un encadenamiento en un macizo totalmente desierto. Ha sido un homenaje al gran Bonatti», añade Borgnet.