Acosado por el Partido Popular, angustiado por las encuestas y, sin duda, inquieto por la actitud levantisca de los barones de su propio partido, Zapatero ha intentado una jugada magistral que descompusiera el tablero y le devolviera a los días de vino y rosas, cuando no se veía la crísis y la esperanza en un proceso que resolviera el conflicto vasco se abría paso en la opinión pública.

Se han hecho múltiples lecturas de los cambios en el Gobierno y, en particular, del ascenso de Rubalcaba a la primera vicepresidencia y el nombramiento de un vasco veterano, Ramón Jáuregui.

Los más optimistas quieren ver tras estos nombramientos la preeminencia del conflicto vasco en la agenda política de Zapatero, aunque sólo sea por lograr un éxito con el que poder presentarse ante las urnas .

Las palabras del propio presidente español al reconocer movimientos en la izquierda abertzale y la enigmática sentencia: «Aun son insuficientes, pero no caerán en balde» avalarían esa tesis. Con el refuerzo añadido de que también Rodolfo Ares, siempre trotando tras el caballito ganador, ha repetido la declaración. Hasta ahí los argumentos de quien quiera ver la botella medio llena.

No habían pasado 24 horas y una nueva razzia policial se llevaba a un numeroso grupo de jóvenes comprometidos con la causa abertzale. La botella, medio vacía.

También se cuenta en el Haber del optimismo que un medio tan próximo al PSOE como «El País» concediera una extensa entrevista a Arnaldo Otegi, firmada por el mismísimo Carlin, el prestigioso biógrafo de Nelson Mandela. Y en su Debe que el responsable de la delegación abertzale en el último proceso haya tenido que responder a sus preguntas desde la cárcel donde lo tienen preso.

Asistimos, pues, a movimientos que parecen contradictorios y que no tienen más razón de ser que tratar de desviar a los independentistas de la ruta que se ha trazado a lo largo de un complejo debate que se ha extendido en el tiempo y en el que han participado miles de militantes.

La botella puede estar medio llena o medio vacía. Eso no es lo más importante, porque lo que hoy está lleno se puede vaciar mañana y viceversa. Lo importante es echar a andar, hacer camino y desarrollar esa estrategia que obligue a todo el mundo a moverse y resituarse en un nuevo escenario político. Y para eso sólo hacen falta dos cosas, tener clara la ruta y la energía suficiente para recorrerla. No hay que perder el tiempo mirando a la botella.