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Derrota en Sevilla

Más villanos para el mismo cuento

El Athletic prolonga su mala racha en el Sánchez Pizjuán con la inestimable colaboración del colegiado aragonés Clos Gómez. El buen arranque y la casta de los rojiblancos no tuvieron nada que hacer frente a dos penaltis inexistentes y la propia flojera defensiva.

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SEVILLA 4

ATHLETIC 3

Amaia U. LASAGABASTER

Puede cambiar el planteamiento, el nudo e incluso los protagonistas, pero el desenlace sigue siendo el mismo. El Athletic siempre acaba sus visitas ligueras al Sevilla de morros. Con más motivos en la jornada de ayer, en la que los rojiblancos, pese a sus carencias, no merecieron caer derrotados.

Pero el cuento se reservaba una novedad. La irrupción de un nuevo villano en la figura de Clos Gómez. Dos penaltis inexistentes en el área bilbaina le convirtieron en el malvado de la noche. Aunque no fue el único. Luis Fabiano, tan necesitado de mimitos hasta ayer, encontró el antídoto a su depresión en la portería rojiblanca. Kanouté tampoco faltó a su cita con el Athletic y redondeó el festival goleador del Sevilla.

La nómina de villanos, extensa, la completó el propio equipo rojiblanco, muy despistado en defensa. El propio Joaquín Caparrós -más comedido que de costumbre en la valoración arbitral, posible consecuencia del escenario- admitía tras el choque que una mayor contundencia defensiva de sus hombres habría evitado la posibilidad de equivocarse al árbitro.

Mucho villano, por tanto, pero la misma víctima de siempre. Un Athletic que prolonga a 17 las temporadas consecutivas sin saldar sus visitas ligueras al Sánchez Pizjuán con victoria. Y al que no le va mejor en esta campaña frente a los gallos de la Liga. La calidad del rival, la mala suerte, los despistes, la actuación arbitral, la falta de continuidad... El escenario ha ido cambiando pero, como en la historia del campo hispalense, el final no lo ha hecho. Los enfrentamientos con Atlético, Barcelona, Valencia y Sevilla se han saldado sin un solo punto para los bilbainos.

El mismo once, el mismo aire

El de ayer, al menos, puede invitar al optimismo. No sólo porque, como ha sucedido en otros choques, el equipo demostró que no se le puede dar por muerto bajo ninguna circunstancia. Sino porque saltó al césped sin complejos y jugó bien por momentos. Caparrós repitió el once que se enfrentó al Zaragoza y el inicio, salvando las distancias, fue similar a aquél. El Athletic estuvo descarado, combinando por bandas y llegando a asfixiar en algunos momentos -botó cinco córners en veinte minutos- a un rival confiado en que la calidad de sus delanteros pudiera resolver una acción puntual, lo único a lo que pudo aspirar en el primer tercio.

Un plan desesperado, pero que no tardaría en mostrarse acertado. Porque todo el olfato que les faltó a los rematadores rojiblancos lo tuvieron los locales. Tanto que, en su segunda llegada al área, el Sevilla se adelantaba en el marcador. Subió Diego Capel, desaparecido hasta entonces, falló Kanouté en el remate con la suerte de que el balón le cayó a Luis Fabiano y éste, ante la pasividad de la zaga rival, acabó con todas sus penas.

El árbitro debió solidarizarse con el mal momento ariete del hispalense y, a punto de expirar el primer tiempo, se inventó un penalti al verle caer junto a Ustaritz y Koikili. Kanouté fue fiel a su costumbre y batió a Iraizoz.

El mazazo se dejó notar en la reanudación. El Sevilla está doctorado en cerrar partidos y los jugadores más revoltososo del Athletic estaban desaparecidos, así que durante unos cuantos minutos, aquello tomó pinta de paseíllo para los andaluces, con más chispa ahora que su rival. Y sacando partido de nuevo de las carencias defensivas de éste: a media hora del final, Romaric envió un balón desde el centro del campo para Luis Fabiano, que aprovechó el despiste de la zaga para anotar el 3-0.

La señal divina

Aquello estaba finiquitado. Pero el Athletic tuvo una revelación con la segunda amarilla a Fernando Navarro -que debía haber visto bastante antes- y tiró de vena británica. Ya con Gabilondo, Ion Vélez y Orbaiz sobre el campo, el equipo empezó a carburar otra vez, asomando la nariz por el área de Palop, que había tenido totalmente olvidada durante un buen rato.

Despertó Susaeta y lo notó el equipo, aunque la fortuna siga sin sonreírle de cara a gol. Esta vez fue Palop el que le impidió celebrarlo, despejando un zapatazo desde el vértice del área y un remate en el segundo palo. Su venganza llegó con un centro que la testa de Llorente transformó en el 3-1. Dos minutos más tarde, el Athletic se metía definitivamente en el choque, al transformar el propio Llorente un penalti por mano de Konko.

En superioridad, un cuarto de hora por delante y la desventaja reducida al mínimo todo parecía posible. Incluso que Clos Gómez volviera a liarla. Que fue, lamentablemente, lo que acabó pasando. Negredo se abalanzó a por el balón en el área, llevándose por delante a Iraizoz y a Ustaritz, que acabó sacando sobre la línea de gol, pero al linier sólo le llamó la atención el rebote del esférico en la mano del abadiñotarra. Kanouté no puso objeciones y firmó el 4-2.

Ni siquiera ese bastó para finiquitar el choque, porque Gabilondo aún redujo distancias cabeceando el 4-3, pero semejante remontada no entraba en los planes del puñetero guionista del Pizjuán.

Llorente se sitúa como segundo goleador de la Liga

Fernando Llorente anotó dos de los tres goles rojiblancos en el Pizjuán, lo que le permite alcanzar la media docena en estas ocho jornadas. El ariete es el segundo mejor goleador de la Liga, por detrás de Cristiano Ronaldo (10) y por delante de Nilmar, Rossi, Messi e Higuaín (5).

«Un equipo que reconoce lo que ha hecho mal es un equipo grande»

No hubo maneras de encontrar quejas sobre el árbitro de Joaquín Caparrós que, bien por no buscarse problemas en casa, bien porque ha optado por esa posición para esta temporada, prefirió referirse a los errores de su equipo que a los de Clos Gómez. Y es que, según el técnico, «el equipo que reconoce lo que ha hecho mal es un equipo grande. Así que tenemos que ser críticos y mejorar».

Sí admitió Caparrós volver a Bilbo «con una rabia grande porque un equipo que marca tres goles no puede dejar de sumar, pero el fútbol es eficacia y nosotros también hemos tenido que ser mucho más contundentes en defensa. Porque hemos generado ocasiones, hemos tenido opciones, y luego han llegado esos goles que no nos pueden meter. Por lo tanto nos vamos cabreados».

La zaga se llevó el mismo tirón de orejas al ser cuestionado por los penaltis. «En ese tipo de jugadas, con superioridad numérica, lo que teníamos que haber hecho era resolver sin que llegara el penalti. En defensa teníamos que haber sido un equipo más fuerte, no podemos dar los goles que hemos dado. Si hubiésemos evitado esas jugadas, no habría que hablar del árbitro. Tenemos que ser más contundentes -insistió-, porque un equipo grande se inicia desde la contundencia defensiva»

Bastante más satisfecho se mostró con la actuación del equipo a la hora de buscar a Palop. «Hemos tenido el concepto del juego, hemos generado ocasiones... Yo creo que ellos pensaban que íbamos a jugar con juego directo, pero lo hemos hecho con Susa e Iker desde dentro, hemos tenido la posesión de la pelota y hemos sido muy verticales. Y eso está bien si le añades que todas las líneas seamos un bloque, pero eso nos ha faltado», insistió el técnico, que tampoco quiso olvidar que el Sevilla «tiene una plantilla magnífica y muchísimo gol. Hemos tenido enfrente un equipo impresionante, ante el que habíamos venido a competir». GARA

Kanouté aumenta su cuenta frente a los rojiblancos

No es Diego Forlán, pero tampoco le falta demasiado. Con los dos que anotó ayer, ya son diez los goles que Kanouté ha marcado en la portería del Athletic. El balance de resultados tampoco le va mal: ocho victorias, un empate y ni una sola derrota ante los bilbainos.

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