La vida sigue igual en LA. Phil Jackson apenas ha variado un ápice su plantilla para atacar una nueva temporada llena de retos. Aunque al estar todos ellos en la Conferencia Este, será, a priori, únicamente un escollo el que tengan que superar los californianos para estar en la final de la NBA en junio de 2011 y buscar así su tercer anillo consecutivo.

Con el Oeste relativamente despejado, los Lakers volverán a fiarlo todo a las manos de su súper estrella, Kobe Bryant. El escolta volverá a ser el vértice principal del ya mítico triángulo ofensivo de Jackson. El otro pilar seguirá siendo Pau Gasol, la pieza que dotó a los amarillos de Los Angeles del equilibrio necesario para convertirse definitivamente en un equipo ganador.

A partir de ahí se abre una ristra de buenos jugadores que aportarán trabajo y talento a partes iguales entre los que destacan Lamar Odom, Derek Fisher y Ron Artest. Los refuerzos no son de renombre: un pívot veterano como Theo Ratliff, un base tirador de segunda línea, Steve Blake, y Matt Barnes, más músculo y defensa para el perímetro.

Ante el ocaso

Los Celtics de Boston volverán a luchar por una nueva oportunidad antes de que el ocaso apague la carrera de sus máximos exponentes. El gran tridente compuesto por el capitán Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen volverá a buscar la gloria. A su lado estarán Rajon Rondo, Glen Davis y Kendrick Perkins como principales escuderos, hombres llamados a asumir el peso del equipo cuando las grandes estrellas estén lastradas por las lesiones y la habitual sobrecarga de partidos.

Además, los Celtics cuentan este año con una reforzada posición de cinco. A Massachussets han llegado los dos O'Neal, Saquille y Jermaine, dispuestos a dotar al juego de los de Glen Doc Rivers de la potencia, anotación e intimidación necesaria para convertir a Boston en campeón.

Las otras dos alternativas del Este para la gran final están en Florida. Una creada a golpe de talonario y dejando la racionalidad a un lado, como es el caso de Miami Heat. La otra, la de Orlando Magic, construida con cabeza y sensatez.

A Miami han llegado LeBron James y Chris Bosh. El primero fracasó en Cleveland Cavaliers y en cierto modo decidió salir por la puerta de atrás para buscar una nueva oportunidad junto a Dwyane Wade en los Heat. El segundo, quizá harto de su rol de eterno gran jugador con aspiraciones a algo, también emprendió el camino a Florida. Las dudas asaltan el proyecto de los Heat, ya que la suma de factores nunca asegura un resultado, y la historia de la NBA lo ha demostrado en varias ocasiones.

En Orlando las cosas se hacen de otra forma. Allí deben creer en la reconstrucción, o más bien en la construcción, de un equipo entorno a una idea, un jugador. Apenas ha variado la plantilla de los Magic y otro año más Dwight Howard volverá a liderar a los de Disneylandia.

Fuera de Lakers, Celtics, Magic y Heat, únicamente Dallas Mavericks y San Antonio Spurs aparecen con posibilidades de decir algo al márgen de los grandes equipos que acaparan la atención mediática.

Imbatidos

La pretemporada de la NBA no sirve para establecer un baremo real pero la de este año ha dejado a tres franquicias por encima del resto. Y además, lo han hecho sin conocer la derrota. Utah Jazz, Memphis Grizzlies y Orlando Magic han ganado todos los partidos que han disputado y lo han hecho con gran convicción.

Destaca que la personalidad de las tres escuadras es similar: proyecto de bloque, construido sin tirar de talonario y desde un prisma humilde.

Da la sensación de que los tres equipos destacados en la pretemporada tendrán opciones claras de brillar en la temporada regular, pero obviando a los Magic, ni Utah ni Memphis tienen garantías suficientes para afrontar las eliminatorias por el título con cierta solvencia. Pese a todo, Jazz, Grizzlies y Magic tendrán ochenta partidos para asentar su proyecto y confirmar si lo visto hasta ahora se prolonga durante la temporada.