Cuando ETA anunció su alto el fuego se sucedieron desde medios internacionales recomendaciones sobre la necesidad de que ese paso y los movimientos de la izquierda abertzale fueran acompañados por otros agentes políticos y en especial por el Gobierno español. Este mismo fin de semana, el ex presidente sudafricano y firmante de la Declaración de Bruselas, Frederik de Klerk, mostraba su disposición a «ejercer como mediador si las dos partes me lo piden», lo que evidencia que observa con claridad que hay más de un implicado que puede contribuir a la resolución del conflicto.

Sin embargo, en el Estado español todas las declaraciones de políticos del PSOE y del PP siguen estancadas en el inmovilismo. En el caso del primer partido, da la impresión de que a sus portavoces les ha entrado vértigo después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijera que los movimientos de la izquierda abertzale eran «insuficientes» pero «no serían en balde». Ahora todo es plegar velas.

El nuevo secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, abogó ayer en su primera rueda de prensa por «proteger» el llamado Pacto Antiterrorista, recalcando que no habrá cambios en la lucha contra ETA y pidiendo que no se utilice como argumento de enfrentamiento partidista. Añadió que las declaraciones de la izquierda abertzale, «tienen que ir muy acompañadas del abandono de la vio- lencia y de la condena rotunda de la violencia».

El ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, manifestaba por su parte a ETB que «el final de ETA llegará cuando tenga que llegar. No tenemos ninguna obsesión con esa materia».

Sobre la izquierda abertzale señalaba que «Batasuna arrastre a ETA al final de la violencia sería una gran noticia». Y aun valorando los pasos dados, aseveraba que «yo creo que eso es importante, pero no tenemos la seguridad de que Batasuna haya arrastrado o vaya a arrastrar definitivamente al final de la violencia, y mientras esto no se produzca o Batasuna no condene y rechace absolutamente la violencia, no habrá condiciones para su participación política».

La «noticia» de «El País»

El diario «El País» abría su edición de ayer con el titular «Batasuna pide a ETA el `cese incondicional' de la violencia». En el cuerpo de la noticia no se explicaba ni cómo ni cuándo se había producido esa petición y la procedencia de los datos se ventilaba con un «según aseguraron ayer a `El País' fuentes de ese ámbito político».

El texto se remitía a generalidades y menciones a la Declaración de Altsasu de hace casi un año y al Acuerdo de Gernika del 25 de setiembre.

No había novedad en la noticia, salvo la afirmación de que hasta que ETA no declare un cese unilateral e incondicional «la izquierda abertzale no tramitará su legalización», «pues sabe que un intento así estaría abocado al fracaso». Esto presenta a ETA como «carcelera» de la izquierda abertzale.

En cualquier caso, la portada provocó reacciones. La secretaria general del PP, María Dolores De Cospedal, dijo que a su partido esta serie de informaciones no le sirven y estará «muy vigilante» a la posibilidad de que la izquierda abertzale pueda «meterse» en las elecciones e insistió en la necesidad de impedir que esto ocurra, pues en ETA «no hay buenos ni malos».

También políticos navarros fueron preguntados por la cuestión. Miguel Sanz repitió que «Batasuna y ETA son la misma cosa» y pidió a la izquierda abertzale que se «desligue» de la organización armada. Hasta entonces, «seguir en la línea».

La izquierda abertzale de Nafarroa le replicó que su voluntad es «nítida y firme» como se recoge en el Acuerdo de Gernika, y pidió a Sanz que se «desligue del uso de la violencia como mecanismo para impedir el libre desarrollo de la voluntad de la ciudadanía navarra».