«No soy músico -dice Donna Leon en el prólogo al libro-disco «Handel's Bestiary»-. No puedo leer música. No sé nada sobre teoría musical. Soy una seguidora, una grupi, llámame como quieras: soy un corazón con un par de orejas pegadas a él, uno que durante diez años ha estado escuchando, casi exclusivamente, música de Haendel». La obsesión de la escritora norteamericana Donna Leon con Haendel es de las que sorprende. Como ella misma reconoce, no sabe nada de música, pero está impulsando con su prestigio la grabación de las 42 óperas de Haendel, ha participado en documentales sobre el compositor, ha organizado veladas literario-musicales en torno a Haendel y rara es la conferencia en que la autora de novelas de suspense no dedique unos minutos a hablar sobre su querido músico. Aunque Leon resta importancia a su propia labor, alguien del prestigio musical de Alan Curtis no duda en afirmar que «ella ha hecho más por Haendel que cualquier otra persona que conozco».

De dónde le viene a Donna Leon esta pasión por Haendel, ni ella misma lo sabe. «Escuchar su música me produce más placer que escuchar la música de cualquier otro compositor», explica. «No puedo decir nada más que eso». Lo que sí recuerda es el momento en que esta pasión secreta por Haendel se convirtió en activismo. Fue hace doce años, cenando con Curtis, viejo amigo de la escritora. «Estábamos cenando una noche y nos encontramos ambos confesándonos el uno al otro que nuestro compositor favorito era Haendel -rememora Leon-. Vivimos en un mundo en el que los dos dioses de la música son Bach y Mozart. La gente de gran cultura -o quienes tienen pretensiones de gran cultura- se desmayan cuando se deja caer alguno de estos nombre. Alan y yo nos sentíamos casi culpables al revelar que el compositor que nos emocionaba más profunda y consistentemente era Haendel. Pero fue gracias a esta identificación con Haendel que ambos nos sentimos animados a invertir nuestro tiempo y nuestra energía en el objetivo de grabar sus óperas, que es algo que venimos haciendo en los últimos ocho o nueve años».

Leon suele acompañar a Curtis y su grupo, Il Complesso Barroco, en algunas de sus giras, brindándoles su apoyo moral. «No estoy segura de hacer mucho más que escucharles tocar y cantar, hacerles alguna sugestión aquí o allá y traerles el agua mineral para los ensayos». No obstante, en algunos proyectos la escritora se ha involucrado de una manera mucho más directa. Fue el caso del disco «La Maga Abbandonata» (2007), cantado por la mezzo-soprano navarra Maite Beaumont, que contiene arias de Haendel escogidas por Leon, quien también recita en uno de los cortes. Pero la escritora participa mucho más directamente en el último proyecto junto con Curtis, «Bestiario», que se presenta esta tarde y mañana en el Teatro Arriaga de Bilbo. La idea de este «Bestiario» nació cuando Leon se dio cuenta de que Haendel constantemente daba voz a los animales en sus óperas. Como experta en el simbolismo de los bestiarios medievales, decidió investigar cuál era la intención de Haendel «cuando una serpiente sisea durante un aria o cuando un batallón de ranas penetra en la habitación del Rey». El resultado de esas investigaciones fue una serie de textos, pensados para los niños, que la propia Leon recitará esta tarde acompañando doce arias en que Haendel hace hablar a leones, tórtolas y hasta polillas, y que serán cantadas por la soprano Karina Guavin y la mezzo Ann Hallenberg, con Il Complesso Barroco.