El nuevo cine de EEUU, en una Seminci con «pique» entre el alcalde y la ministra
GARA | VALLADOLID
El nuevo cine de los Estados Unidos, de aroma independiente y abanderado por los hermanos Jay y Mark Duplass con «Cyrus», y los fantasmas que el canadiense Robin Aubert ha extirpado con «El origen de un grito», entraron ayer a escena dentro de la sección oficial del Festival de Valladolid. Un certamen que, más que por lo cinematográfico, ayer fue noticia por las declaraciones del alcalde de la ciudad, Javier León de la Riva, quien se mostró «escocido» por la actitud que la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, tuvo al «despreciar» a la Seminci y a la propia ciudad y por «coaccionar» a los integrantes de las diferentes películas para que hicieran «el vacío» al primer edil.
El hecho es que la ministra de Cultura, durante una visita al Claustro del Palacio de Santa Cruz, rechazó el saludo del alcalde y, en declaraciones a los medios, anunció su intención de no acudir a la apertura de la Seminci tras las manifestaciones del edil sobre la ministra de Sanidad, Leire Pajín. Según parece, entre quienes pasaron por la alfombra roja, como uno de los productores de la película de «También la lluvia» (de Bollain, que inaguró el festival), reconoció que aunque tenían la «consigna» de no saludarle, no «admitía» este tipo de presiones y estuvo charlando con él, «momento que aprovecharon Bollaín y el resto del equipo para pasar por detrás y obviar el saludo». León de la Riva aseguró que Antonio Banderas también confesó que había estado «muy presionado» y se limitó a hacer un saludo cortés, mientras que alguno hizo «ademán» de decir que era independiente como Imanol Arias, que le dio «un abrazo muy afectuoso».
Tres a concurso
En lo cinematográfico, en la Sección Oficial ayer se pudo ver «Cyrus», el segundo trabajo del documentalista Jay Duplass y su hermano Mark, en el que han persistido con éxito en esa línea de pequeños relatos que calan de manera en el espectador. Es la historia de un triángulo amoroso, uno de cuyos vértices es el hijo más que adolescente de una mujer divorciada, Molly (Marisa Tomei), a quien trata de cortejar un maduro solitario y al borde de la desesperación.
Por su parte, el canadiense Robin Aubert saca su rabia contenida en «El origen de un grito», una película autobiográfica donde muestra cómo parte de las actuaciones ante la vida se transmiten entre generaciones. El filme comienza con una escena en una habitación donde se sugieren abusos sexuales a un menor cuyo realizador no podría haberla descrito «si no la hubiera vivido», según explicó en rueda de prensa.
El último título a concurso fue «La misión del director de recursos humanos», del israelí Eran Riklis, y que representará a Israel en los Óscar.