Si atendemos a la prensa española de ayer, hay sin duda razones para la esperanza. Por lo menos a la vista del nerviosismo que se trasluce de las piezas editoriales y los titulares más o menos escandalosos.

Así en «La Razón» advertían que «los mensajes confusos de los últimos días sobre ETA marcan un rumbo errático poco tranquilizador».

También en el mismo medio, Iñaki Ezkerra sentenciaba que «la reunión de Zapatero y López no ha sido lo tranquilizadora que debiera ser. Esa insistencia en que Batasuna condene a ETA no hace sino arrojar sombras. Nos están queriendo hacer ver que se fuera a caer el mundo porque un movimiento que ha sido durante décadas totalitario no abrace la democracia». ¡Qué sabrá Ezkerra de la democracia!

En «El Correo Español», Tonia Etxarri se refería a las encuestas que apuntan el batacazo de Zapatero y alertaba porque «la tentación de buscar atajos para un triunfo en la lucha contra ETA estará siempre presente». Y para vigilarles de cerca, ¡ahí están Etxarri y compañía!

En «El País», Luis Rodríguez Aizpeolea aseguraba en portada que «Batasuna pide a ETA el cese incondicional de la violencia». Y así le ponía alfombra a ZP para recorrer el último tramo de su mandato.

Tampoco «El Mundo» se callaba ayer y encendía las luces rojas: «El encumbramiento de Rubalcaba y la designación de Jáuregui como ministro de la Presidencia forman parte de unos movimientos en relación con ETA con los que se puede poner en peligro un consenso de Estado en aras de rentabilizar de forma partidista un posible final de la banda».

Y los de «La Gaceta» lo tenían claro después de las últimas declaraciones de Zapatero, Jáuregui y Blanco: «le vuelve a tocar el turno a los de las bombas. Esta vez, a través del enredador profesional por excelencia, el sudafricano Brian Currin, quien, según fuentes de la lucha antiterrorista, presentará esta misma semana su panel negociador: las caras de la vergüenza que se prestan de comparsa en el proceso. Siguiente estación, el comunicado de la banda aceptando una verificación de su alto el fuego (...) Como dice Mayor, verde y con asas». Ya ven que están muy nerviosos. Me alegro.