Raimundo Fitero
La del pulpo
Ha muerto Paul, el pulpo adivino. Mitología circunstancial, fama efímera, sus gloria no alcanzó ni para dos raciones. Pero es noticia porque son pocos los pulpos que se reconocen por su propio nombre, y Paul, forma parte de la gloria futbolera. Probablemente se murió de desazón al no ser invitado a la entrega de los premiso Príncipe de Asturias. Hubiera sido un detalle que llevasen en una pecera al pulpo que vaticinó el triunfo de la selección española de fútbol. Pero su defunción nos propicia una leve inspiración, un deseo incontrolable de ingesta en preparación variada y una evocación televisiva, ya que no hay que olvidar que todas estas cuestiones de alzamientos inmediatos de iconos de baja intensidad solamente son posibles gracias a la capacidad de adormecer que tiene la televisión.
Y en Tele 5, en una batalla inusitada por audiencias a base de enfrentar series con Antena 3, nos encontramos con uno de esos bodrios que causarán furor en las recopilaciones de peores series, de las actuaciones más patéticas, de los guiones más inverosímiles, del producto más pastelero, más modoso y voluntarioso, pero que dada su incapacidad de crear atención, se puede considerar como una jugada maestra de los republicanos infiltrados, es todo tan infumable, que puede despertar animadversión contra esta monarquía de papel couché y a lo mejor sirve para que los que copan ahora los noticiarios televisivos, no pasen de eso, de príncipes.
Porque lo que hemos visto en la primera entrega es como para premiar como actor al ya añorado pulpo Paul, al menos transmite algo más que esa pareja de reyes de la nada que forman Juanjo Puigcorbé y Marisa Paredes. Peor imposible. Bueno, casi imposible, porque hay otros personajes reales, vivos, que en la caracterización del actor o actriz, solamente encontramos distancia. Es, por decirlo así, uno de los peores repartos de hace muchos meses. En su primer encontronazo, la serie monárquica perdió frente a los romanos de «Hispania» , pero entre ambas se repartieron casi la mitad de la audiencia, un colapso para el resto de ofertas. «Letizia y Felipe' tiene cierto morbo de inicio, pero es muy mala.