Maite SOROA | msoroa@gara.net
El cabreo de los que están a gusto
Era previsible que en cuanto algo se empezara a mover en el damero vasco los que viven gozosos en el actual estado de cosas protestaran airados. No vaya a ser que se acabe el chollo.
Ayer Eduardo Uriarte (Teo, cuando militaba en ETA) protestaba contra el propio periódico en el que escribe.
En su columna de «El País» no ocultaba su disgusto porque «Lo que no era de esperar es que fuesen tres páginas en este diario, más titular en toda la plana anterior con el mensaje más optimista, lo que diera lugar al discurso. Otegi, entrevistado por el biógrafo del mismísimo Nelson Mandela, supone el último y grandilocuente relato que ha merecido, si bien todavía bajo la calificación de insuficiente, algo más que la indeferencia: una consideración positiva por los que así desean verlo». Ya ven que le ha picado el discurso de la izquierda abertzale. Cosas de conversos.
Y no para el tío en repetir como un loro el discurso de Jaime Mayor Oreja. Vivir para ver: «Lo curioso es que cuando se le han impuesto al mundo radical sin contemplaciones todas las condiciones objetivas para que reflexione, represión policial exitosa e ilegalización de Batasuna -auténtico origen de la reflexión-, y se le exige que siga reflexionando, como las mulas del duque de Alba, que estuvieron en múltiples guerras y no aprendieron nada, se puedan volver a cometer los errores de anteriores procesos. La mínima apreciación positiva hacia ese mundo torna su pequeñísima capacidad de reflexión en pura prepotencia, alejándola no sólo de cualquier negociación, sino que la anima de nuevo a la violencia. Hay demasiadas cuestiones importantes para el que las quiera tener en cuenta en la entrevista de Otegi (...) que haría imposible negociar sin volver a dejar al borde del abismo al Estado de derecho, pues en lo sustancial el proyecto político de ETA sigue entero».
Pero lo que le duele en el alma es «la importancia que se le da a lo insuficiente, como si fuera el oprimido Mandela en su celda por luchar contra el apartheid y esto una dictadura de racistas, a la ecuación ETA-Estado democrático, a la violencia equivalente de ETA y del Estado, a las víctimas de cada lado».
Lo que queda claro es que para afrontar un nuevo tiempo, hay gente que está de sobra.