Con una madurez impropia de un joven de 21 años y ayudado por unas muletas, Ibai Gómez dio ayer toda una lección de sensatez al mostrarse agradecido por las posibilidades de recuperación que le ofrece estar en la disciplina de un club como el Athletic. Lejos de cabrearse con el mundo por haberse lesionado a los dos minutos de cumplir su sueño de debutar en San Mamés con el primer equipo, el delantero mira al futuro con optimismo, la mejor de las medicinas que puede recibir.

En una comparecencia en las instalaciones de Lezama, en la que se mostró tranquilo y no especialmente afectado en lo anímico por el percance sufrido, Ibai se preguntó qué hubiese podido pasar si hubiese sufrido una luxación de la rótula «hace dos años, cuando estaba en el Santutxu».

Estando en el Athletic, se ha puesto en manos de Mikel Sánchez, uno de los mejores especialistas mundiales y al que acuden los deportistas más afamados. Ibai Gómez fue operado en Gasteiz y desveló que le hizo mucha ilusión que el doctor le dijese que le «había atado la rodilla para que no volviese a moverse».

Sobre la recuperación, ha explicado que «los plazos son de cuatro a cinco meses» y que «hay tomárselo así», aunque, «si luego se acortan, mejor».

Ibai Gómez enmarcó lo ocurrido dentro de las «cosas que pasan en el fútbol» y se lo ha tomado hasta con cierto humor, como cuando comentó que la lesión, en lugar de haberle ocurrido a los «dos minutos y medio» de salir al campo, en el día de su debut en el Athletic, le podía «haber pasado al final del partido, para haber disfrutado un poco».

El delantero, que explicó que nunca antes se había lesionado, «nunca había estado de baja ni una semana», cree que será «fuerte» durante el proceso de rehabilitación, ya que durante su época de formación ha «pasado mucho tiempo en el banquillo» y eso le ha endurecido.