Los comités de empresa de los entes de radio y televisión son una fuente de emisión de comunicados que van desde lo estrictamente laboral, como a lo deontológico, y en algunos casos a lo directamente político, si es que se puede hacer alguna distinción entre unas cosas u otras. Dos comités, el de Tele Madrid y el de ETB, se pronuncian en un caso para reprobar a un colaborador, empleado o contratado del ente, como es Fernando Sánchez-Dragó por unas de sus barbaridades incalificables y en el otro caso para denunciar la presión que sufren los equipos de redacción por parte de mandos intermedios para que se emitan reportajes en contra de algunos partidos políticos.

Es decir dos casos muy dispares, pero en donde la intervención se coloca en un lugar muy particular. Lo de Sánchez-Dragó en Tele Espe, no es por nada sucedido en su programa televisivo, sino por unas declaraciones realizadas en un libro escrito, dictado a alguien por él junto a Albert Boadella, en el que se jacta de haber practicado sexo con dos jovencitas japonesas de «unos trece años». Son las bromas machistas de estos vejestorios que mantienen su aura de acratillas de extrema derecha. La intelectualidad pepera, con ínfulas iconoclastas, que van vertiendo basura mental en proporciones cada vez más descomunales. La bravuconada le puede costar caro a este individuo en constante estado de decadencia y putrefacción intelectual. ¿Es misión del comité pedir su despido? Pienso en ello.

Los de ETB estoy absolutamente convencido de que tienen más que razones para denunciar, reclamar, llevar a las instancias que sea la actitud de Alberto Surio y su magisterio de democracia informativa, a sus mariachis, algunos con claras ganas de venganza, pero ¿alguien recuerda que ese mismo comité dijera algo similar cuando gobernaban los otros? ¿Es que ahora es más fuerte la presión, la manipulación de parte, el control, la censura? No, es igual, muy parecido, lo único que ahora les toca a ellos sufrir esas arbitrariedades. Otros muchos saben en su propia piel como se las gastaban algunos que ahora reclaman lo que ellos negaron. Estas prácticas son difíciles de erradicar en estos entes partidistas.