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Juicio por el «caso Portu-Sarasola»

El forense de Donostia desarma a los peritos de la defensa y acalla la sala

El tercer día del juicio por torturas contra 15 guardias civiles se reanudó con las explicaciones de los forenses. El traumatólogo del Juzgado de Guardia de Donostia se mantuvo firme: las lesiones se corresponden con la versión de Igor Portu y Mattin Sarasola. El perito Carlos Resines, el mismo que aseguró que Unai Romano se autolesionó con una puerta, recibió una severa amonestación por parte del juez.

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Aritz INTXUSTA | DONOSTIA

La jornada de ayer fue determinante en el juicio contra los 15 agentes de la Guardia Civil. Los forenses del Juzgado de Guardia de Donostia explicaron su informe, que descarta que las lesiones de Igor Portu y Mattin Sarasola se produjeran del modo y manera que relatan los acusados. Por contra, los peritos de la defensa, Carlos Resines y Enrique Villanueva, defendieron lo contrario, perdiendo los papeles en reiteradas ocasiones. El juez se mostró severo. La vista podría terminar mañana.

La sala de audiencias volvió a llenarse de agentes de paisano. En el centenar de asientos que comparten periodistas y público había tan sólo seis mujeres (cuatro de ellas pertenecían a medios de comunicación). Sin embargo, a diferencia del día anterior, desde que tomó la palabra el doctor David del Valle, la sala enmudeció: no hubo ni risas ni murmullos.

El presidente de la Audiencia Provincial, Iñaki Subijana, dispuso que comparecieran al mismo tiempo todos los cuatro expertos forenses presentes en la sala. Otros dos, Juan Miguel Monge y José María Álvarez, siguieron la sesión por videoconferencia. Apenas intervinieron.

David del Valle, junto con su compañera Lourdes Goenaga, desgranó su informe apoyándose en fotografías y textos que se exhibieron a través de una pantalla. Del Valle comenzó explicando las características del pavimento en el que habría ocu- rrido la violenta detención en caso de ser cierta la versión ofrecida por los guardias civiles. En realidad, este tipo de terreno lo que hace es echar por tierra el relato de los policías, ya que hubiera generado erosiones en los cuerpos. No hay ninguna.

El forense de Donostia analizó las 18 lesiones halladas en el cuerpo de Sarasola, deteniéndose en las más significativas. El ojo morado no pudo derivar de una caída, lo más probable es que se trate de «un puñetazo o un manotazo». Las marcas del brazo fueron agarrones y golpes con «un elemento rectilíneo». Las lesiones más graves se concentran en el hombro derecho, se trata de tres moratones enormes. «En 20 años de experiencia médica no he visto jamás que unas marcas como éstas sean fruto de un tirón del brazo. Además, no se ha producido luxación alguna», sostuvieron Del Valle y su colega. A juicio de ambos, son consecuencia de golpes y, a preguntas del fiscal jefe de Gipuzkoa, Jaime Goyena, apuntaron que serían compatibles con la punta de una bota.

Además, indicaron que el lugar donde se hallan estos moratones resulta muy inusual, ya que normalmente se encuentra protegido por el brazo. A no ser, claro, que Sarasola tuviera los brazos hacia atrás, es decir, que se encontrara esposado con las manos a la espalda.

Del Valle habló con mayor aplomo sobre Portu. El doctor hizo seguimiento de sus lesiones, visitándole en varias ocasiones. Sus hipótesis apuntan a un golpe o manotazo para el moratón del ojo. La herida del vientre concuerda con un puñetazo. Las lesiones de los hombros, fruto de un forcejeo. Y para la fractura de la costilla, se inclina por un golpe seco y descarta la hipótesis de una caída.

La defensa contrapuso los testimonios de sus propios peritos: Carlos Resines (el mismo experto que determinó que Unai Romano se había autolesionado con una puerta) y el doctor Enrique Villanueva. Ambos comenzaron con mal pie. El fiscal preguntó a Villanueva si alguna de las lesiones que había observado en los cuerpos sería compatible con un puñetazo. «No», dijo el doctor, contradiciendo su propio informe.

El trabajo de los forenses de Donostia estaba tan bien elaborado que las defensas pidieron que sus peritos expusieran sus teorías sobre los mismos documentos gráficos. El juez se negó: «Han tenido igual acceso a la documentación, que cada uno exponga su propio trabajo». El presidente de la Audiencia Provincial estaba visiblemente molesto con la defensa, porque esta parte ha dejado caer que una de las fotos hechas por el forense era falsa. Subijana lo asumió como una falta de rigor.

Los excesos de dos veteranos

La exposición de Villanueva empezó con reprimenda. «Yo tengo una experiencia superior en oftalmología porque ejercí durante tres años....», arrancó el doctor granadino. «Esto no es un debate sobre quién es mejor. Usted emita su informe», le cortó el juez. Villanueva recomenzó afirmando que ve erosiones en la cara de Sarasola probatorias de una caída. Sin embargo, admitió que se basa en las mismas fotografías que Del Valle, que no observó nada. Cabe remarcar que Villanueva es una eminencia en medicina legal, pero tiene 70 años (en enero cumple 71) y lleva gafas de cristal grueso. Del Valle llegó a decir en una ocasión «la medicina forense ha avanzado mucho. Hay máximas clásicas que ya no se utilizan».

A través de una foto diminuta extraída de Internet de una llave de judo, y en ese alarde de agudeza visual para identificar erosiones invisibles para Del Valle, Villanueva trató de probar que todas las lesiones de Sarasola se debieron a una maniobra para tirarle al suelo. El hematoma surgiría a partir de una rotura de fibras y habría «migrado» de un lugar a otro. La intensidad cromática del morado, casi negro, se debería a que Sarasola era hipertenso. La forense Lourdes Goenaga, compañera de Del Valle, lo rebatió: «No podemos asegurar que sea hipertenso y los moratones no migran en tan pocas horas, deberían haber pasado 24 ó 48». «El rigor marca que estudiemos cada lesión una por una», sentenció Del Valle.

El testimonio de Resines, de edad similar a su compañero, fue menos convincente que Villanueva. Utilizó términos como «testículos como berenjenas» y se ganó la reprimenda amarga del juez cuando lanzó un «vamos a zanjar esto porque ya huele». Se refería al debate sobre la fractura de Portu en las costillas («algo típico en el rugby»). Los forenses de Donostia aseguran que cuando una costilla se rompe por «aplastamiento», la fractura se produce en la parte más delgada de la misma, en el lateral. La costilla novena de Portu se rompió por cuatro partes, cerca de la columna. La marca que dejó el golpe fue diminuta, pero Del Valle la descubrió. Él mismo fotografió el hematoma.

La lesión nº 18

En Madrid se halló un hematoma en el cuerpo de Mattin Sarasola que no fue detectado por los forenses del Juzgado de Guardia de Donostia. Esto corroboraría su testimonio de malos tratos durante su traslado hasta la capital del Estado español.

los últimos testigos

Las comparecencias que restan son: los dos forenses que reconocieron a Portu y Sarasola, los sanitarios que atendieron a Portu en Urgencias y cinco forenses más que hicieron seguimiento de sus lesiones en el ingreso hospitalario.

El TC reabre una denuncia siguiendo la doctrina europea del «caso San Argimiro»

El Tribunal Constitucional español ha ordenado a un juez valenciano volver a investigar una denuncia de malos tratos presentada por Sara Majarenas, detenida allí en 2005, al considerar que el magistrado no analizó de forma suficiente los hechos y dejó por tanto desprotegida a la denunciante.

Majarenas fue detenida en Valencia el 17 de febrero de 2005 acusada intentar atentar contra la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá. Dos meses más tarde presentó una denuncia de malos tratos en el Juzgado número 14 de Valencia que sobreseyó la causa al considerar que su intención era «minar la labor que día a día realizan los cuerpos de Seguridad del Estado» y vengarse de la actuación policial.

«La denuncia presentada sólo puede obedecer a intenciones e impulsos espurios», decía el juez, que añadía que «debe ser atajada de raíz» ya que no obedecía a motivos «serios y acordes con la realidad».

No obstante, el máximo tribunal español ha admitido su recurso considerando que esa motivación es «incompatible» con el derecho a la tutela judicial efectiva. La decisión del magistrado había sido respaldada por la Audiencia Provincial de Valencia.

El TC tiene en consideración en su resolución varias sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), entre ellas una del pasado mes de septiembre en la que el Estado español fue condenado por vez primera por no investigar una denuncia de torturas de un preso político vasco: el donostiarra Mikel San Argimiro Isasa.

Sara Majarenas fue detenida en Valencia el 17 de febrero de 2005. Sobre las 13:00 horas fue conducida al Hospital Universitario, donde se le diagnosticó «mareo específico» y «posible ansiedad». Ocho horas más tarde fue reconocida por un forense que reflejó que «indica que está cansada y que le han pegado en la cabeza». En su denuncia posterior, la detenida añadió «puñetazos en el estómago», «humillaciones» y «amenazas» -que el TC acepta como «de suficiente gravedad»-, pero el juez de Valencia ni la citó a declarar.

una foto polémica

Villanueva, en su informe, sostiene que una foto de Portu es falsa. Tuvo que retractarse. No se atrevió a dudar de la palabra del forense del Juzgado de Donostia que había sido el autor de la fotografía. Estaba sentado a su lado.

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