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Rousseff mantiene la ventaja con Serra en los últims sondeos

 

Aldo GAMBOA (AFP)

Unos 136 millones de brasileños vuelven hoy a las urnas para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para designar al sucesor del popular Luiz Inácio Lula da Silva que, salvo sorpresa mayúscula, debería ser su delfina Dilma Rousseff.

Vencedora en la primera vuelta el 3 de octubre, esta ex guerrillera de 62 años aparece como favorita en los últimos sondeos con una ventaja de doce a catorce puntos sobre su adversario, el socialdemócrata José Serra, de 68 años, que tiene el apoyo de la derecha.

«Todo indica que la candidata Dilma Rousseff será elegida presidenta. Todos los sondeos van en la misma dirección y existe una consolidación de la intención de voto, reduciéndose el número de indecisos», declaró a France Presse Ghilherme Carvalhido, de la Universidad Vega de Almeida.

Dilma, como le llaman simplemente los brasileños, sería la primera mujer en dirigir esta país de 193 millones de habitantes y que es la octava economía del mundo.

Se ha beneficiado de la enorme popularidad de Lula, que sobrepasa el 80% tras ocho años en el poder y que ha realizado campaña muy activamente a favor de su ex ministra. La Constitución impide al antiguo obrero metalúrgico optar a un tercer mandato consecutivo.

Los dos en Belo Horizonte

Ayer, los dos candidatos concentraron sus últimos esfuerzos en la misma ciudad, Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, segundo colegio electoral del país y estado clave en la batalla electoral.

La candidata del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula participó en un desfile en coche descubierto mientra que, al mismo tiempo, Serra recorrió a pie las calles de la ciudad.

El viernes por la noche, ambos se enfrentaron en el último debate televisado, tratando de presentar sus propuestas respondiendo a las preguntas de electores indecisos y evitando atacarse como en los duelos precedentes.

A lo largo de toda la campaña, los dos candidatos han presentado proyectos prácticamente similares, comprometiéndose ambos a ampliar los programas sociales puestos en marcha por Lula y que han permitido a 29 millones de brasileños salir de la miseria.

La principal polémica se ha desatado en torno al aborto y los valores familiares, un tema que le costó la victoria en la primera vuelta a Rousseff en el mayor país católico del mundo. La candidata de Lula fue atacada en Internet y en las iglesias por su posición favorable a que se legisle sobre el aborto, obligándole a retractarse y a prometer que no cambiará la ley.

Intervención de Benedicto XVI

A tres días de las elecciones, el papa Benedicto XVI saltó también a la arena proclamando el derecho de los sacerdotes a guiar la opción de los electores a favor de candidatos que se oponen al aborto. Lula minimizó la importancia de estas declaraciones -interpretadas en Brasil como favorables a Serra- afirmando que «no había nada nuevo» y subrayando que Brasil es un estado laico.

Esta intervención tardía del Papa no debería cambiar los resultados. Para Carvalhido, la tendencia a favor de Rousseff se ha consolidado, colocándose en cabeza en todas las regiones de Brasil -incluido el muy poblado sureste-, excepto en el sur.

«La única sorpresa de estas elecciones podría venir por el número de abstencionistas. Fueron el 18% en la primera vuelta y podrían alcanzar el 25% en la segunda», a pesar de que el voto es obligatorio, considera Carvalhido.

A su juicio, el 40% de los 20 millones de votos que el 3 de octubre se dirigieron a la ecologista y evangelista Marina Silva, que alcanzó el tercer puesto en la primera vuelta, no se desplazará ni hacia Rousseff ni hacia Serra.

ROUSSEFF

«Prometo gobernar para todos, nada me separará del presidente Lula y mantendré una relación republicana con la oposición», destacó Dilma Rousseff en el último día de campaña en Belo Horizonte.

serra

«La verdadera encuesta será el domingo [hoy] en las urnas», declaró el candidato del opositor PSDB, José Serra, quien se mostró «muy confiado» en la posibilidad de vencer a la oficialista Dilma Rousseff.

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