La trayectoria del mendizale, sea cual sea su modelo, no difiere mucho. Según avanza en edad y si mantiene la actividad, desea extenderse con salidas y conocimientos en escenarios novedosos y normalmente más alejados. Esta es una de las virtudes del montañismo o excursionismo de montaña, como es el caso que en este ibiliz nos ocupa. Sin embargo, en ocasiones nos olvidamos que en Euskal Herria, a la puerta de casa, tenemos espacios totalmente desconocidos y poco andados, que bien merecen recorrerse, y especialmente a modo de travesía panorámica. Los clubes con el concurso del bus han popularizado este tipo de plan, y han facilitado unir puntos muy alejados del relieve, en un ejercicio de lo más agradecido. En ocasiones se encadenan jornadas para completar un largo kilometraje. Pero la actividad con los clubes es colectiva y son muchos los aficionados a los que no les gusta esta fórmula. Pero cuando la ruta no es muy larga, como en este caso, se puede combinar el circuito, con el apoyo de un taxi, de un amigo o bien utilizando dos automóviles, de manera muy fácil de adaptar.

Sugerimos en este ibiliz una excursión para conocer las colinas de Lapurdi, a pie de monte de la cadena pirenaica, a donde casi nadie va, salvo los «vacanciers», ése genero turista que ocupa su tiempo vacacional o de ocio en caminar de forma civilizada y de disfrute con el fin de verse compensado con el ejercicio y especialmente con la visión de las dilatadas panorámicas que le ofrecen los altos. Desde Sara hasta el col de Pinodieta, pisando la cima del modesto Suhalmendi es una propuesta muy recomendable, que no defrauda y cumple con los objetivos citados, además de que permite intimar con la montaña vasca para estar orgullosos de conocerla a fondo.

Sara en un altozano es una coqueta localidad labortana, una isla en un mar de campos custodiados por el gigante Larun. Allí llega la GR 10, la travesía transpirenaica, que confluye con la GR 8, un sendero poco promocionado y divulgado, pero muy bien señalizado, que viene del litoral atlántico y llega a Sara. (ref. mapa Pays Basque ouest carta nº 1-ultima edición). Por lo tanto, el hilo conductor serán las marcas rojiblancas de esta ruta. La plaza de Sara marca el inicio de esta excursión travesía, cuyo primer objetivo es el postergado Suhalmendi, que destaca por sus horrorosas antenas. Nace el camino junto a la boulangerie Pradere, y desciende en busca de un estrecho puente, que cruza la carretera, para seguir por una calzada medieval junto al cementerio. Luego el aficionado pasará delante de dos ermitas y tras la segunda, tomará un estrecho sendero que se encamina al pie del Suhalmendi. Los siguientes pasos se endurecen para ganar fácilmente la cima, donde se reconocen restos de un reducto defensivo. Esta atalaya, modesta, nos ofrece empero un precioso e inolvidable panorama, desde las montañas del eje pirenaico, hasta la llanura vasca, las Landas y el Bearn. De nuevo en marcha se desciende al E, dirección Senpere, y en el trascurso veremos marcas amarillas, de senderos locales, para continuar siempre por las rojiblancas. Está el deportista sobre una cresta, un cordal mirador hacia todos los rumbos que emociona si el tiempo es brillante, en un cuadro campestre de primer orden, donde se conjugan zonas despejadas con bosques de especies autónomas. Tras el barrio de Amotz, a mitad de recorrido, y tras cruzar la carretera D3 y el puente sobre el Urdazuri, se inicia una continuada y suave subida donde se conservan tupidos bosques, con viejas especies de gran porte, y verdes praderas. Dos caseríos marcan la ruta para penetrar por una cresta que divide terrenos de Ainhoa, Zuraide y Ezpeleta que se reconocen en la lejanía, en un trayecto sereno tranquilo y en soledad. Una antena en una encrucijada de caminos marca al senderista la dirección a seguir, y desde allí en fuerte descenso, finalizará la marcha en el olvidado col de Pinodieta, que une Ainhoa con SanPe, meta de esta sugerencia que guarda secretamente muchos encantos. El montañero, satisfecho, habrá conocido un hermoso rincón del relieve vasco.