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Defensa del matrimonio heterosexual en la consagración de la Sagrada Familia

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El papa Benedicto XVI consagró ayer como basílica la Sagrada Familia de Barcelona, la obra maestra de Gaudí, símbolo de los valores familiares tradicionales que el Pontífice defendió al denunciar el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto.

En el camino hacia el templo, Benedicto XVI fue recibido con gritos de «pedófilo», «fuera», por unos doscientos homosexuales que se besaron apasionadamente durante varios minutos para protestar contra la «discriminación» que sufren por parte de la Iglesia católica. También protestaron colectivos feministas por la «estructura machista y patriarcal» de esa Iglesia, sus escándalos de abusos sexuales y su oposición al aborto.

En el segundo día de su visita al Estado español, que legalizó el matrimonio gay y amplió el derecho al aborto y donde el laicismo gana terreno, el Papa defendió a la familia como «una unión indisoluble entre un hombre y una mujer» que que merece «atención, protección y ayuda» ecónomica, social y legislativa. Y denunció el aborto, una de las reformas clave del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con quien mantuvo un encuentro antes de partir de vuelta al Vaticano.

El sábado en Santiago de Compostela, fue muy incisivo denunciando un retorno al anticlericalismo «agresivo» en el Estado español, evocando la II República.

Bastión tradicional de la Iglesia católica, especialmente bajo la dictadura de Franco, el Estado español está experimentando un retroceso de la religión ya que el 73% de sus habitantes se reconocen católicos, frente al 80% de 2002.

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