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Adriana Pérez y Olga Salanueva Esposas de dos de los cinco cubanos presos en EEUU

«Le pedimos a Obama una solución política, que conmute sus penas»

Adriana Pérez y Olga Salanueva, esposas de Gerardo Hernández y René González, respectivamente, dos de los cinco cubanos presos desde 1998 en EEUU, han recalado en Euskal Herria en el marco de la gira que les ha traído a Europa para recabar el apoyo de instituciones, representantes políticos y organizaciones sociales a la campaña internacional que exige a las autoridades estadounidenses su liberación.

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Mirari ISASI |

Gerardo Hernández, René Gonzalez, Ramón Labañino, Fernando González y Antonio Guerrero fueron detenidos en 1998 por el FBI en Miami, donde se habían infiltrado en las organizaciones anticastristas que llevaban décadas cometiendo atentados y sabotajes contra Cuba. Conocidos en la isla como «Los Cinco Héroes», fueron condenados a entre 15 años de prisión y varias cadenas perpetuas acusados, entre otros cargos, de «conspiración para el espionaje».

Adriana Pérez y Olga Salanueva son las esposas de los dos primeros. EEUU les niega los visados temporales para poder visitar a sus esposos, a quienes no ven desde hace doce años, el mismo tiempo que llevan recorriendo el mundo denunciando su situación y defendiendo su inocencia, ya que aseguran que ninguno de los cargos de los que fueron acusados pudo probarse.

Con tesón han conseguido derribar los muros de silencio que estos años han rodeado el caso en prácticamente todo el munso. Cada vez son más quienes alzan su voz para exigir al Gobierno de EEUU su liberación, una vez agotada la vía judicial y a la vista de las irregularidades que han rodeado el proceso.

¿Cuál es el objetivo de esta nueva gira por Europa?

Adriana Pérez: Difundir el caso y buscar apoyo. Hemos estado con un grupo amplio de organizaciones a las que hemos pedido que se informen y realicen acciones concretas ante el Gobierno de EEUU para lograr que Barack Obama haga uso de sus facultades constitucionales y les dé el indulto presidencial o conmute sus penas y les libere.

¿Han conseguido algún compromiso concreto?

A.P.: La receptividad ha sido grande porque el proceso es un caso claro de vulneración de derechos y de arbitrariedades, como denunció Amnistía Internacional en un documento remiti- do al fiscal general de EEUU. Todos coinciden en que se trata de una decisión política y muchos se han mostrado dispuestos a apoyarnos de forma discreta transmitiendo su preocupación y la necesidad de dar una solución justa y definitiva al caso en el transcurso de cualquier contacto con el Gobierno de EEUU.

¿De dónde sacan la fuerza para seguir adelante?

Olga Salanueva: Ha sido un largo camino. Al conocer el arresto y la posibilidad de que fueran condenados de por vida se nos fueron las fuerzas, pero las recuperamos poco a poco. No tenía derecho a llorar, por mis hijas. En mi caso, ver a René en la cárcel fue una retroalimentación. Cuantas más humillaciones y más ensañamientos, más fuerza surgía. La fuerza de su mirada, sus palabras y su ecuanimidad... La fuerza nos llega desde la cárcel. Y sobre todo conocer la verdad. Saber que lo que hizo era necesario y que para hacerlo confiaron en él te hace sentir orgullosa. Eso y, después en Cuba, el apoyo de la gente te va ayudando a superar el dolor.

La base de esa fuerza es saber lo importante que era lo que estaban haciendo para salvar vidas. Les tocó hacerlo buscando información,porque cuando hay personas enfermas que pretenden derribar un sistema social de un país mediante ese tipo de acciones hay que conocer sus planes para tratar de evitarlos. A esas personas habría que llevar a la cárcel. Nuestros muertos y heridos son el resultado de sus acciones.

Ésa es la principal fuente de nuestra fuerza: saber que no cometieron ningún delito, que no son personas a las que se pueda acusar de ningún crimen, sino todo lo contrario, personas que aman al resto de la Humanidad y que tienen los sentimientos más nobles que se puedan tener.

¿Esperaban condenas tan altas?

A.P.: Cuando vimos que el juicio no se trasladaba fuera de Miami ya no confiábamos en que fuera justo. La defensa intentó demostrar la inocencia de Los Cinco, la necesidad de Cuba de protegerse de lo que estos grupos terroristas hacían, pero sabíamos que era un juicio falso, amañado, un montaje. No esperábamos que tras ser declarados culpables de todos los cargos recibieran condenas justas. Aunque en 2009 fueron mínimamente rebajadas en algunos casos, la juez impuso penas desmesuradas. En otros casos, esos mismos cargos probados conllevan condenas menores. A Ramón Labañino y Antonio Guerrero, en octubre de 2009, les rebajaron a 20 años la pena de cadena perpetua. La fiscal dijo que había que mostrar al mundo que en los tribunales de EEUU se puede hacer justicia. Pero peor fue la actitud de la jueza que al condenar a Antonio a 22 años dijo que si supiera que era realmente una amenaza para la seguridad de EEUU lo volvería a condenar a perpetuidad.

¿En qué situación se encuentra el proceso judicial?

A.P.: El caso ya está judicialmente agotado. Sólo nos queda una apelación indirecta en el caso de Gerardo, pero no tenemos ninguna garantía de justicia porque serán la misma jueza y la misma fiscal que los condenaron las que tendrán que resolverlo.

¿Cuál es la situación de Los Cinco en prisión?

O.S.: Tres siguen en prisiones de máxima seguridad y dos, tras la resentencia, han sido llevados a cárceles de media seguridad, aunque en EEUU todas son peligrosas. No hay máxima seguridad para los presos. Allí las condenas no se derivan del grado de culpabilidad porque desde que son presentados los cargos se abre un proceso negociador y admitirlos reduce la pena.

Se les aplican las medidas disciplinarias generales aunque no se tengan relación con los conflictos. Otras veces los castigos son dirigidos expresamente contra ellos. En el caso de Ramón, su hija dejó los estudios un mes para ir a visitarlo (los permisos son de un mes) y al día siguiente de su llegada a él lo llevaron a aislamiento. Ella esperó todo el mes y volvió a Cuba sin poder verle. Son castigos intencionados y adicionales.

Pero se han ganado el respeto de los otros presos, que se han dado cuenta de que Los Cinco están en el lugar equivocado, porque no les desprecian y les ayudan. En la cárcel de Miami, donde estuvieron dos años, los guardias simpatizaron con ellos al ver su calidad humana, pero la Fiscalía, al saberlo, les separó.

Y nada más recibir sus sentencias fueron dispersados.

Repasando estos doce años, ¿actuarían de forma diferente?

A.P.: No. Siempre cuento que Gerardo es un fanático de la pelota (béisbol) y tenía su equipo, que durante muchos años estuvo sin ganar un campeonato. Yo lo mortificaba diciéndole que cambiara de equipo porque nunca ganaba. Y Gerardo me decía: `eso es traición. Tu equipo es tu equipo gane o pierda'. Yo entonces no sabía lo que él estaba haciendo, pero cuando cayó preso me demostró que su concepto de lealtad era sumamente elevado. Han aguantado presiones, chantajes, tortura sicológica... y han resistido. Renunciaron a las comodidades, a ejercer su profesión, y de forma desinteresada decidieron hacer este trabajo porque entendían la necesidad de Cuba de protegerse. No han renunciado nunca a sus principios ni han negociado con ellos. Con René utilizaron a su familia, encarcelando a Olga, para intentar que se debilitara y traicionara a sus compañeros. No lo aceptó y su familia fue deportada a Cuba. Si ellos no han cedido hasta ahora, no lo van a hacer.

¿Y en su caso?

A.P.:Nosotras tampoco a pesar de que ha sido una situación muy difícil. Estamos haciendo lo que es justo. Pero no sólo justo por un problema político, sino también por lo que de humano entraña el trabajo que hicieron. Por saber que nuestro sacrificio ha evitado una muerte más, que su sacrificio ha permitido que Cuba pueda caminar libremente y pueda protegerse de todas esas acciones para que no vuelva a costar un muerto, ni cubano ni extranjero. Y también por otra razón muy fuerte: el amor que nos tenemos y el saber que la justicia está de nuestro lado y nos corresponde aunque esté demorando mucho. Volveríamos a actuar de la misma forma.

¿Esperaban algún cambio con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca?

O.S.: Sí. Somos parte del mundo y el mundo esperaba otra cosa de Obama. Pero en este caso él no ha hecho mucho, sólo se ha acortado el tiempo de concesión de las visas a los familiares que sí las reciben. Por lo demás, todo sigue igual camino a estar peor, porque se agotan los pasos legales, lo que nos lleva a reclamar una solución política. Se la pedimos a Obama porque él ocupa la Presidencia. Lo hicimos con Bush y lo vamos a hacer así independientemente de quién esté en la Casa Blanca.

¿Esperan algún gesto tras la excarcelación de disidentes cubanos por parte de La Habana?

O.S.: Era lógico esperarlo. Cuba ha realizado acciones que tanto se le han pedido y, sin embargo, del otro lado no hay intención de solucionar un caso que el Gobierno de EEUU sabe que es de prioridad tanto para el Gobierno como para el pueblo de Cuba. Por eso, uno de los objetivos de nuestra gira, si no el principal, es que toda la comunidad internacional haga llegar a sus oídos esa petición.

¿Con qué argumento las autoridades de EEUU les niegan a ustedes las visas para poder visitar a sus esposos?

O.S.: Han alegado la amenaza a la seguridad de EEUU, el posible contacto con grupos terroristas y hasta que Adriana podría ser una posible inmigrante. Pero la verdadera razón es la venganza.

¿Confían en que el posicionamiento de Amnistía Internacional y de otros organismos internacionales y las distintas campañas, sobre todo la que han puesto en marcha artistas en EEUU, den algún fruto?

O.S.: Sí. Lamentablemente hay que buscar figuras mediáticas. Por mucha razón que tengamos el mundo desconoce este caso, que no encuentra eco en los medios importantes. Por eso hemos recurrido a quienes mediáticamente lo tienen. Agradecemos a Danny Glover haber alzado su voz de forma tan humana por la libertad de Los Cinco y haber sido capaz de sumar voces importantes. Hemos pasado doce años tratando de acudir a los grandes medios con una verdad contundente en nuestra voz y nos han silenciado.

¿Qué lecciones han sacado de esta experiencia?

A.P.: La experiencia más positiva es haber conocido a tantas personas buenas que a pesar de tener sus propios problemas han sacado tiempo para dedicárselo a Los Cinco. También hemos aprendido a no confiar en los tribunales de EEUU.

adriana pérez y olga salanueva
esposas de dos de los cinco cubanos presos en EEUU

Adriana Pérez y Olga Salanueva, esposas de Gerardo Hernández y René González, respectivamente, dos de los cinco cubanos presos desde 1998 en EEUU, han recalado en Euskal Herria en el marco de la gira que les ha traído a Europa para recabar el apoyo de instituciones, representantes políticos y organizaciones sociales a la campaña internacional que exige a las autoridades estadounidenses su liberación.

principios

«Han aguantado presiones, chantajes, tortura sicológica... y han resistido. No han renunciado nunca a sus principios ni han negociado con ellos»

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«Sabemos que la justicia está de nuestro lado y nos corresponde, aunque esté demorando mucho»

Un proceso viciado de inicio y plagado de irregularidades

El proceso judicial contra los cinco cubanos presos desde 1998 en cárceles federales de EEUU estuvo viciado y plagado de irregularidades y vulneraciones de derechos desde su inicio. No sólo lo ha denunciado las autoridades cubanas y sus familias, también instituciones y organizaciones de distintos países, organismos internacionales y, hace un mes, Amnistía Internacional, que cuestiona la justicia y la imparcialidad del juicio y pide su revisión para «mitigar cualquier injusticia».

Porque las injusticias se sucedieron, según recuerdan Adriana Pérez y Olga Salanueva. Desde el comienzo, desde que se fijara Miami, siempre hostil con el régimen cubano y donde la prensa «hostigó e intimidó a los testigos haciendo un juicio paralelo», como sede para la celebración de la vista y se rechazaran todos los recursos pidiendo su traslado. Una ciudad que «no iba a garantizar la imparcialidad del proceso ni la objetividad del jurado, que se sabía que podían tener vínculos con esas organizaciones (anticastristas) con tanto poder económico y político», señala Pérez.

Denuncia también cómo a los abogados no se les permitió acceder a todas las diligencias para preparar la defensa y presentar pruebas, «sólo pudieron conocer el 20% porque todo fue clasificado como altamente secreto», así como el hecho de que desde el comienzo los cinco arrestados fueran sometidos a aislamiento durante 17 meses, lo que mermó las posibilidades de comunicación con sus letrados y, por lo tanto, la preparación de la defensa. Pérez relata también que durante el juicio tampoco se les permitió defender «la necesidad que tenía Cuba de protegerse de acciones terroristas».

«Se podrían mencionar muchas -asegura-, pero una de las más importantes son precisamente los cargos imputados de conspiración para cometer espionaje y conspiración para cometer asesinato en primer grado». Este último, imputado sólo a Gerardo Hernández, apareció ocho meses después del arresto y «sabemos que fue un cargo que politizó el caso y que fue pedido por los líderes de la comunidad anticastrista o anticubana residente allí».

La Fiscalía, señala Andriana Pérez, «no pudo presentar un solo documento o testigo que pudiera confirmar que Los Cinco pudieran haber dañado la seguridad de EEUU o haberla puesto en peligro transmitiendo información de seguridad nacional». Por eso, explica que el cargo no fue de espionaje sino de «conspiración para el espionaje», que se refiere a una intención futura, «lo que es muy difícil de probar».

Afirma que hubo «mala intención» durante todo el proceso y cita cómo en 2005, tras una apelación, tres juezas de Atlanta tomaron en consideración estos elementos y, por unanimidad, revocaron los veredictos de culpabilidad y ordenaron la repetición del juicio en una sede imparcial. Un fallo que fue revocado un mes después. M.I.

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