Los rojillos siguen goleando en su estadio
Los efectos balsámicos de El Sadar
De tres en tres, así es la suma de goles en los últimos tiempos en el feudo iruindarra. Real Sociedad y Málaga habían sufrido la pujante resolución local y ayer le tocó el turno a un Hércules que apenas planteó guerra y al que los rojillos superaron en todas las facetas.
OSASUNA 3
HÉRCULES 0
Natxo MATXIN
Balsámico. Es el efecto que esta temporada genera El Sadar. El estadio iruindarra restaña las heridas foráneas y reconcilia a la parroquia con su equipo. Ocurrió en el derbi contra la Real, se repitieron sensaciones ante el Málaga y ayer, por partida triple, volvió a suceder con el Hércules como convidado de piedra que dio muchas facilidades al juego rojillo.
Con el tres por bandera, en todos ellos Osasuna no sólo ha convencido, sino que ha goleado a sus rivales con inusitada facilidad y eficacia. Los de Camacho encarnan perfectamente el desdoblamiento de personalidad del doctor Jekyll y míster Hyde, dependiendo de si pisan el césped como visitantes o locales.
Todo el desencanto y mal sabor de boca que dejan entre la hinchada cuando se manejan por campos contrarios quedan desvanecidos en el momento en el que saltan a su propio feudo. La fortaleza demostrada en El Sadar permite que la escuadra navarra se aúpe a una desahogada decimosegunda posición con 12 puntos, pero lo que es más importante, ahora mismo a cuatro del descenso.
En esta oportunidad, los anfitriones se lo tuvieron que trabajar bastante más que ante los malacitanos y, paradójicamente, si en El Sardinero la estrategia fue uno de los puntos débiles y más criticados, este mismo apartado es el que dio la victoria frente a los herculinos. Habrá que pensar que algo tendrá que ver el que entre semana se ensayara este aspecto, lo que demuestra que el trabajo continuado para corregir ciertas deficiencias siempre acaba dando sus frutos.
Dos faltas indirectas y un saque de esquina propiciaron la goleada local, aunque sería injusto adjudicar todo el mérito al balón parado. Osasuna puso el ritmo, la presión, el dominio y la iniciativa. Unas veces con más criterio que otras, como cuando se buscó la profundidad por banda del bendecido Juanfran -sigue en plena forma el de Crevillente-, pero también hubo fases en las que se abusó en exceso del balonazo largo, especialmente cuando los dos centrales optaron por no complicarse la vida y poner en práctica de manera continuada el juego directo a la cabeza de Soriano o Aranda.
Se lo permitió, además, la indolencia del contrario. El Hércules, que se había batido el cuero ante los grandes y llegaba con la vitola de ganar en el Camp Nou, dejó una sensación fantasmagórica, plasmada en su gran estrella, David Trezeguet, quien apenas tocó el esférico, rematando en una única ocasión.
Cesión mortal
En una labor de desgaste continuado, liderada desde el círculo central por un ayer mandón Nekounam, los rojillos fueron testeando la intensidad defensiva alicantina -iraní, Aranda, Juanfran y Puñal firmaron lances de peligro-, hasta que el empuje casero acabó por propiciar el garrafal error del contrario y la llave para abrir el cofre de los tres puntos. Como el peor enemigo, el veterano capitán Peña le envió una envenenada vaselina a su propio portero, quien tuvo que estirarse para que el balón no entrara en primera instancia, aunque un minuto después lo haría gracias a la falta pitada por cesión y lanzada con toda su alma por Natxo Monreal, otro de los destacados del envite.
Ni hubo reacción del Hércules -Drenthe, el futbolista más en forma de Esteban Vigo, se movió por todas las posiciones del ataque, sin encontrarse cómodo en ninguna-, ni Osasuna se la permitió tras el merecido descanso. Diez minutos de la reanudación le costó encarrilar el encuentro. Un segundo gol, el de Lolo, en el que seguramente hubo más dosis del mencionado trabajo de entre semana cuando se aprovechó de un aclarado en el segundo palo para remachar de cabeza a la red.
Fue sólo con esa diferencia doble cuando los visitantes se miraron sus vergüenzas y apretaron algo más sobre la portería de un Ricardo que no realizó ni una sola parada. Sin embargo, la falta lateral al larguero de Cristian y el balón sacado casi bajo palos de Damià a empalme de Drenthe dio paso al tercero del descuento de un Vadocz que se redimió en parte de su gran fallo copero. El tanto sirvió para volver a dar ánimos a Rúper, cuya imagen impresa sobre camisetas ya había sido portada por sus compañeros en los prolegómenos del choque.
Un día de cal y otro de arena. Así es el devenir rojillo en los últimos tiempos. Ayer tocaba sacar pecho. «Los dos últimos partidos en casa, tanto el juego como el marcador han sido contundentes», alardeó el técnico rojillo tras la nueva goleada casera de los suyos.
Admitió el de Cieza que «las críticas están para aceptarlas» porque »están a la orden del día», pero insistió en que el equipo «sale a ganar allá donde va, no hay otra filosofía», si bien «otra cosa es que tengamos capacidad para ello», matizó.
Centrándose en el choque contra el Hércules, el preparador murciano destacó que sus pupilos «hicieron muchos méritos», destacando sobremanera en que «hoy (por ayer) hemos metido las jugadas de estrategia». Ahondando en este último aspecto, recordó que «no es normal que siendo defensivamente muy fuertes, nos metan tres goles», como ocurrió en Santander, por lo que «espero que sirva para que estemos tres o cuatro partidos sin encajarlos».
«Todos estamos igual, cuesta mucho ganar fuera de casa y cualquier detalle decide un partido», amplió Camacho, quien recordó a Rúper, «que se ha llevado una alegría después de su desgracia».
Por su parte, Esteban Vigo, míster del Hércules, no tuvo empacho, como no podia ser de otra manera, en admitir que «no hemos estado acertados, ha faltado concentración y agresividad». «Hemos puesto mucho de nuestra parte para que Osasuna encontrara el camino del gol. Con un error como el que hemos cometido y con un conjunto que practica tan bien el fútbol directo y que no hemos sabido contrarrestarlo... Nos cuesta mucho cuando vamos por detrás en el marcador», explicó el que fuera jugador del Barcelona.
N.M.
Rúper recibió ayer por la mañana el alta hospitalaria tras ser operado de la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda el pasado martes. El jugador deberá superar ahora un duro y prolongado proceso de recuperación, que le impedirá jugar en lo que resta de la presente temporada.
No fue este fin de semana la mejor jornada para los dos conjuntos juveniles rojillos. El de División de Honor perdió en Tajonar (0-1) ante el Antiguoko y el de Liga Nacional hizo lo propio y con idéntico resultado frente al Izarra. Por su parte, cadetes e Infantil B -este último con goleada- superaron a sus correspondientes rivales.