Unión a la carta escrita en números rojos
Las dos mayores potencias militares de Europa, Gran Bretaña y Estado francés, han acordado un vasto programa de cooperación en Defensa con el objetivo de ahorrar costos y mantener su estatus internacional. El aspecto más llamativo del acuerdo es la cooperación en armamento nuclear, un área sacrosanta, de la que se habla y se conoce muy poco. La creciente confianza mutua después de que Sarkozy decidiera reintegrar al Estado francés en la estructura de mando de la OTAN ha influido sin duda. Pero esta nueva entente francobritánica no viene del corazón, sino de los bolsillos; está escrita en números rojos, dictada por las presiones presupuestarias domésticas.
Ni Gran Bretaña ni el Estado francés pueden ya mantener por sus propios medios la condición de gran potencia. Preservar y modernizar el arsenal nuclear para salvaguardar la capacidad de proyectarlo internacionalmente -categoría clásica de poder- acapara gran parte del presupuesto de defensa de ambos estados. El contexto de crisis financiera y la pérdida de influencia internacional obligan a la nueva entente francobritánica. Así, compartir gastos, trabajar simultáneamente en centros de simulación de armas nucleares, en mejorar el rendimiento de las cabezas, lanzaderas y en una nueva generación de submarinos nucleares, combinando todas las operaciones exteriores de logística y transporte, no parece sólo una opción de sentido común sino que, sobre todo, parece la única opción posible.
Los dos estados representan más de la mitad del gasto en materia de Defensa del conjunto de los 27 países de la Unión Europea. Europa está en declive y decadencia, sufre enormemente por la presión financiera y pierde influencia en el mundo. El pacto anglo-francés sirve efectivamente de modelo. Los números rojos van a potenciar nuevas alianzas, que no tienen por qué suponer necesariamente la creación de ejército europeo alguno, o nuevas instituciones comunes. La falta de caja y liquidez, y el declive en importancia y proyección mundial, presagian la aceleración de nuevas uniones. Y éstas se prepararán a la carta.