Gari Mujika Periodista
Oportunismo político
Siempre hay excepciones que demuestran cómo la hipocresía en sumo grado supera barreras morales y, por supuesto, políticas. Resulta mejor relegar lo obvio, y las insultantes declaraciones de Felipe González hablan por sí solas.
Hace más de quince años, supuso una pequeña revolución el bombardeo de grafitis con la firma Icex. Donostia apareció inundado. Se podía ver y leer en paredes, suelos, frontones, mobiliario urbano, vagones de tren... En una ciudad en la que interesa vender que lo más transgresor es tomar un helado mientras se ven fuegos artificiales, la persecución no se hizo esperar. Y detuvieron al autor. Después llegó la vendetta del Ayuntamiento, también dirigido entonces por Odón Elorza. Los municipales hicieron un buen book con las «pintadas» aparecidas con la firma Icex. Resultado: 150.000 pesetas de multa y otras 15.000 como indemnización al Consistorio.
Hace un mes, cuando, coincidiendo con la proyección del filme de grafitero británico Banksy -antes repudiado, ahora glorificado- «Exit through the gift shop» en el Zinemaldia, justo cuando Donostia estaba inmersa en la pugna por pasar el filtro para la capitalidad europea de la cultura, el edil del PSE Denis Itxaso promulgó el indulto de un grafiti en Alde Zaharra, en los bajos del monte Urgull. El rumor de que podría tratarse de una «obra» de Banksy generó un revuelo mediático insólito.
Lo que no les interesó, al parecer, fue la segunda parte. Grafiteros locales, igual de artistas callejeros que el inglés, mostraron su enfado haciendo añadidos al mural, ya que gracias a la ordenanza municipal sobre el civismo, los grafiteros son perseguidos y castigados. El grafiti en cuestión ha sido recientemente borrado, pero la hipocresía que rezuma la forma en la que han actuado los gobernantes de la ciudad ha generado, o debiera, el debate que se esconde en el fondo de todo.
Aquellos que ahora le endiosan, como si se tratara de un acto de modernismo, de rebeldía cutre asumida e impulsada por el sistema, quisieran tener un Banksy. Pero no que el Banksy de mañana pueda ser autóctono. Si no, ¿porque los persiguen? Por decencia y vergüenza, espero que no los utilicen para pedir el voto joven en la campaña en ciernes para las municipales.