El Athletic regresa a su guarida en busca de las satisfacciones que se le niegan cada vez que hace las maletas. Su trayectoria en San Mamés le permite confiar en la cobertura de un seguro de hogar reconfortante, pero también oligatorio para los rojiblancos, que necesitan prolongar esas buenas prestaciones si no quieren perder la vitola de candidato a la pelea europea.

No cree Joaquín Caparrós que haya que tomárselo tan a la tremenda en un campeonato en el que sólo Real Madrid y Barcelona parecen capaces de avanzar con regularidad, mientras el resto del pelotón está abocado a las rachas. Pero aun los más adeptos al vaso medio lleno admiten que, con el equipo clavado en el centro de la clasificación, con la sexta plaza a cuatro puntos y la vista al Bernabéu en el horizonte más próximo, el encuentro frente al Almería ofrece mucho que ganar y más aún que perder. Una victoria ante los andaluces puede, o no -no hay cruces directos entre los equipos que preceden al Athletic en la tabla-, reflejarse en un salto en la clasificación. Pero lo que parece evidente es que un tropiezo dejaría a los rojiblancos en una situación comprometida. El propio Almería, ahora mismo pegado al descenso y con su técnico cuestionado desde hace semanas, se situaría a un solo punto de los de Caparrós.

Al menos teoría y precedentes, por algo hay que empezar, invitan al optimismo. Sólo un Atlético de Madrid que llegó en plena forma y la moral por las nubes y el habitualmente intratable Barcelona han sido capaces de llevarse puntos de San Mamés. El resto de equipos no sólo se ha ido de vacío, sino que prácticamente ha visto cómo el Athletic le pasaba por encima. Algo que el Almería no ha consguido hacer en todo lo que va de temporada, no en vano ha conseguido una solitaria victoria -a domicilio, sí, pero ante el por aquel entonces colista Deportivo-. Aunque tampoco parece un adversario especialmente fácil de batir: el equipo de Juanma Lillo es el rey de las tablas, con media docena de empates en apenas diez jornadas.

Por eso, porque toca y porque es la costumbre, Joaquín Caparrós exige a sus jugadores que hagan una especie de borrón y cuenta nueva. Sin regodearse por lo sucedido hasta ahora en San Mamés, hay que evitar «la relajación y la confianza y poner la máxima atención a lo largo de los noventa minutos».

Juanma Lillo lanza un mensaje similar, aunque con el objetivo contrario. El tolosarra admite que «vencer en San Mamés es muy complicado históricamente porque es un equipo que se hace muy fuerte en su campo y esta temporada lo está refrendando. Además, el Athletic no es sólo intensidad y fuerza, también tiene fútbol y jugadores que tratan el balón con sutileza». Pero quiere que sus jugadores no piensen en ello, sino en sus propias posibilidades. «Hay que tener en cuenta al rival, pero intentaremos ser nosotros mismos y apostar por nuestro estilo de juego», aseguró.

Todos convocados

El Athletic afrontará el choque con un equipo muy parecido al de sus últimos compromisos. Caparrós -que ha vuelto a citar a todos los jugadores disponibles- no cree que dos partidos por semana suponga una carga inasumible por los futbolistas, por lo que habrá pocas novedades respecto al once que superó al Alcorcón.

Cae Aurtenetxe, sancionado, que cederá su puesto a Koikili. Regresan Javi Martínez y Muniain en detrimento de Orbaiz y Gabilondo. Y puede mantenerse David López, destacado el jueves, a expensas de la evolución de Susaeta. La presencia del eibarrés, como la de Toquero, estará en duda hasta última hora.