José Manzaneda Coordinador de Cubainformación
Guillermo Fariñas: lo que los medios ocultan del «Gandhi cubano»
Curiosamente, en fechas recientes Guillermo Fariñas aplicaba el calificativo de «terroristas» a los mapuches chilenos que realizaron una larga huelga de hambre durante el verano
«La Unión Europea debe mantener la posición común hacia Cuba». Guillermo Fariñas, al agradecer el Premio Sajarov 2010
El Parlamento europeo ha otorgado en 2010, por tercera vez en los últimos nueve años, el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, dotado con 50.000 euros, a un representante de la llamada «disidencia» cubana: después de Oswaldo Payá y las Damas de Blanco, este año ha sido concedido a Guillermo Fariñas. Candidaturas como la de la saharaui Aminatu Haidar o la de la ONG israelí Breaking the Silence han quedado en el camino, un año más. Algo curioso si se compara con objetividad la realidad de derechos humanos de Cuba con la de tantos países del mundo, entre ellos algunos de su región, como Honduras o Colombia; y más aún si se tiene en cuenta que Cuba está al final de un proceso de excarcelaciones de todos los que la Unión Europea considera como «presos políticos».
Guillermo Fariñas es una de las figuras más mediáticas de la llamada «disidencia» cubana. Conocido por sus huelgas de hambre, se define a sí mismo como un «contrarrevolucionario» cubano, y dice ser partidario de la lucha «no violenta» contra la Revolución. Numerosos medios internacionales le denominan incluso el «Gandhi cubano». Pero ¿qué hay de cierto en lo que cuentan los medios e instituciones que le defienden y sostienen?
En la justificación del Premio Sajarov, por ejemplo, el Parlamento europeo afirma que las estancias de Guillermo Fariñas en prisión se debieron a su actividad política. Sin embargo, si repasamos su historial penal, vemos que esto es absolutamente falso.
Fariñas ha sido juzgado y condenado en Cuba en dos ocasiones. En 1995 fue sentenciado a tres años de prisión sin internamiento y a una multa de 600 pesos, por la agresión a una compañera del hospital en el que trabajaba, a la que ocasionó múltiples lesiones en rostro y brazos. La prensa internacional ha silenciado completamente este suceso que sin duda quebraría la imagen de su defendido. Varios sitios webs, como la enciclopedia Wikipedia, relativizan la citada agresión sosteniendo que se dio al calor de una discusión en la que Fariñas acusaba a aquélla de corrupción.
Guillermo Fariñas fue protagonista de una segunda agresión violenta en 2002, en la ciudad de Santa Clara. En aquella ocasión, agredió con un bastón a un anciano tras una discusión política. Como consecuencia, a esta persona se le hubo de practicar una intervención quirúrgica para extirparle el bazo. Fariñas fue condenado a cinco años y diez meses de prisión. Los grandes medios tampoco han reflejado este suceso.
Guillermo Fariñas tiene estrechos vínculos con personas y organizaciones de la extrema derecha de Miami, de quienes recibe financiamiento. Los pagos a Fariñas son reconocidos por él mismo en una carta, de agosto de 2009, dirigida a Ángel de Fana Serrano, conocido terrorista de Miami vinculado con la organización paramilitar Alpha 66. Curiosamente, en fechas recientes Guillermo Fariñas aplicaba el calificativo de «terroristas» a los mapuches chilenos que realizaron una larga huelga de hambre durante el verano de 2010.
Al contrario que las protestas de los luchadores mapuches, las huelgas de hambre de Guillermo Fariñas son ampliamente cubiertas por los medios internacionales. La última la realizó entre febrero y julio de 2010, reclamando la liberación de los que calificaba como «presos de opinión» de Cuba. Estos presos, muchos de los cuales han sido ya liberados por el Gobierno cubano tras un acuerdo con la Iglesia católica y el Gobierno español, fueron condenados en tribunales de la Isla por su financiamiento por parte del gobierno de EEUU, superpotencia que -recordemos- somete a Cuba a un bloqueo económico condenado por toda la comunidad internacional. Sólo la Agencia para el Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) destinó, para el año fiscal 2009, la suma de 15,62 millones de dólares a la llamada «disidencia» cubana, con la intención de derrocar el orden constitucional de Cuba. Las cantidades procedentes de otras instituciones, así como de organizaciones que a su vez son financiadas por el Gobierno de EEUU, multiplica esa cifra. Desde un punto de vista jurídico, este financiamiento convierte a dichos «disidentes» en agentes al servicio de una superpotencia, lo que es penado en cualquier país del mundo.
Hace meses, el Gobierno español ofreció a Guillermo Fariñas la posibilidad de emigrar y ser acogido en territorio español. Puede resultar curioso que alguien que, en sus constantes apariciones en la prensa internacional, dibuja como un infierno la vida en Cuba, se niegue a emigrar a la novena potencia económica del mundo y prefiera seguir viviendo en un país bloqueado del Tercer Mundo. Pero no lo es tanto si se tiene en cuenta que abandonar Cuba significaría para Guillermo Fariñas el fin de las cuantiosas ayudas financieras desde Miami y de los premios millonarios de la Unión Europea.