La Junta Militar birmana firma la puesta en libertad de Aung San Suu Kyi
La Junta Militar de Myanmar firmó ayer la puesta en libertad de la líder opositora Aung San Suu Kyi, cuya última pena de 18 meses de arresto domiciliario vence hoy. La víspera de que se cumpliera ese plazo se especuló con su inmediata liberación, que finalmente no se produjo ayer debido, al parecer, a las discrepancias sobre las condiciones de su libertad, que ella exigía sea incondicional y las autoridades pretendían que conlleve una restricción de movimientos y actividades.
GARA |
El diario local «The Irrawaddy» informó ayer por la mañana en su edición digital de que el líder de la Junta Militar de Myanmar, el general Than Shwe, ya había firmado la autorización para la liberación del símbolo de la resistencia birmana, Aung San Suu Kyi, cuyo último arresto domiciliario vence hoy. Esa noticia junto al incremento de la seguridad tanto en los alrededores de la antigua sede central de su partido, la Liga Nacional por la Democracia (NLD), en Rangún, así como en torno a su vivienda desataron las especulaciones sobre su inmediata puesta en libertad ayer, algo que finalmente no sucedió.
Centenares de sus seguidores se reunieron junto a la antigua sede del ahora disuelto partido esperando a Aung, conocida como la «Dama de Rangún», pero al caer la tarde comenzaron a abandonar el lugar sin que la líder opositora apareciera. Fuentes de la NLD indicaron a los congregados, vigilados por agentes de paisano, que acudiría al lugar a primera hora de hoy (madrugada en Euskal Herria).
La puesta en libertad de Aung, de 65 años, no fue confirmada oficialmente por las autoridades, pero cuatro funcionarios acudieron por la mañana a su domicilio para entregarle, al parecer, la orden ya firmada.
Distintas fuentes indicaron que todavía ayer, la disidente birmana negociaba los términos de su liberación, ya que Aung exige que esta fuera incondicional y el régimen pretende restringir sus viajes por el país y limitar su libertad de reunión.
En las calles de Rangún, reinaba la impaciencia.
Desafíos nuevos
La popularidad de Aung San Suu Kyi ante sus compatriotas sigue intacta, pero muchos se preguntan cómo esa mujer que ha vivido aislada del mundo los siete últimos años seguirá su combate político contra la Junta y afrontará los retos que le aguardan, desde la forma de cuestionar los resultados electorales del pasado domingo (todavía no oficiales) hasta la posible reorganización de una oposición dividida.
«No se va a convertir en una reina de las causas humanitarias. Hará política», aseguró a AFP Maung Zarni, analista de la London Schools of Economics. Pero ¿cómo y con quién?
«Si quiere luchar contra el nuevo Gobierno, ante todo deberá asegurarse de que los partidos de oposición se refuerzan», dice Pavin Chachavalpongpun, del Instituto de Estudios sobre el Sudeste Asiático, en Singapur. Además, deberá crear un nuevo partido integrado por «nuevos y jóvenes políticos, para tener la certeza de que se aplicará su mensaje», señaló.
«La gente esperará que ella hable (de los comicios) y dirija otra vez la lucha por la democracia y contra la Junta», indicó Aung Naing Oo, analista del Vahu Development Institute. Pero antes necesitará «tiempo para asimilar lo ocurrido en el exterior durante su arresto», porque en siete años el país ha cambiado.
Aung San Suu Kyi ha estado, en tres periodos distintos, quince años privada de libertad desde el inicio de su lucha contra el régimen militar en 1988.
1989-1995 (seis años). En julio de 1989 fue sentenciada a arresto domiciliario. Diez meses antes, tras las revueltas por el establecimiento de la democracia reprimidos a sangre y fuego por la Junta, fundó la Liga Nacional por la Democracia (NLD). En 1990 su partido arrasó en las elecciones legislativas, resultado que fue rechazado por los militares. Aung recibió en 1991 el premio Nobel de la Paz. En 1995 recuperó la libertad.
2000-2002 (19 meses). En 1998, lanzó un ultimátum al Gobierno instándole a convocar la Asamblea elegida en 1990 y que nunca se constituyó. En setiembre de 2000, fue condenada de nuevo a arresto domiciliario, pero inmediatamente se abrieron las secretas e históricas conversaciones con la Junta, bajo la mediación de Razali Ismail, enviado especial de la ONU.
Desde el 30 de mayo 2003 (más de siete años). El convoy en el que viaja con otros miembros de la NLD por el norte de Myanmar cayó en una emboscada de la que se acusó al régimen militar. Según Rangún, hubo cuatro muertos; según la NLD, un centenar. Aung y numerosos miembros de su partido fueron arrestados. Ella fue incomunicada hasta que se le puso otra vez en arresto domiciliario. En mayo de 2009, cuando se esperaba su liberación, un estadounidense entró en su casa y el día 14 fue enviada a prisión. En agosto se le condenó a tres años de cárcel y trabajos forzados, pena que fue conmutada por 18 meses más de arresto domiciliario. Reanuda los contactos y ofrece a la Junta ayuda para lograr el levantamiento de las sanciones occidentales. Pero la ley electoral de marzo de 2010 obliga a su partido a excluir a Aung o renunciar a participar en los comicios. La NLD elige la segunda opción y es disuelta. GARA