Bout, piloto del Ejército Soviético, fue detenido en Bangkok en marzo de 2008 tras haberse reunido con agentes estadounidenses que se hicieron pasar por responsables de la guerrilla colombiana de las FARC.

Washington, que podría condenarle a cadena perpetua, le acusa de utilizar una flota de aviones para vender armas en África, Sudamérica y Oriente Medio. En cambio, él asegura haber desarrollado una actividad legal de transporte de mercancías.

«Yo mismo le he metido en un yet americano (...) donde le esperaban seis agentes americanos para escoltarle», señaló el comandante de la Policía Criminal, Supisarn Bhakdinarunart.

El régimen tailandés ha elegido finalmente entre las presiones de Washington, aliado esencial e histórico, y las reservas de Moscú, hoy socio comercial y estratégico de primer nivel.

EEUU insistía en que le entregaran a «uno de los traficantes de armas más peligrosos del mundo». Rusia exigía que le fuera repatriado.

Fulminante

El proceso ha durado horas. Bangkok anunció la luz verde sin dar tiempo a nada. Su paso por los servicios de inmigración fue un suspiro.

Lejos de todas las miradas, y vigilado por medio centenar de agentes especiales y por francotiradores apostados en la carretera en el aeropuerto.

Su esposa, Alla Bout, no llegó a tiempo al aeropuerto y se fue entre lágrimas. «Es la arbitrariedad total y prueba que EEUU puede resolver sus problemas con dinero y su influencia en cualquier lugar del mundo», señaló. Su abogado, Viktor Burobine, señaló que «es una entrega ilegal porque los tribunales tailandeses no habían examinado la segunda demanda de extradición de EEUU».

El cónsul ruso, Andrei Dvornikov, coincidió en el carácter expeditivo y rápido de la entrega.

El Ministerio ruso de Exteriores denunció la entrega, «carente de explicación y de justificación racional».

Tailandia aceptó su extradición a EEUU en agosto pero bloqueó el proceso por una demanda interpuesta por Washington por blanqueo y fraude.

No faltan analistas que señalan que la airada reacción de Moscú tiene que ver con su temor de que sus secretos en materia de tráfico de armas, quién es quién en el negocio, vayan a parar a manos de EEUU.