Las indemnizaciones millonarias que el Gobierno de Londres al parecer ha acordado con varios ciudadanos de nacionalidad o residencia británicas no son algo habitual, ni en Gran Bretaña ni en ningún otro lugar. Sin embargo, no es difícil comprender la actitud de Londres, toda vez que trata de ocultar un secreto a voces, como lo son a menudo los secretos de estado. Por supuesto, no podrá ocultar el hecho de que los servicios de información británicos colaboraron con Estados Unidos en las torturas a detenidos en Guantánamo, pero intenta no quedar oficialmente en evidencia, lo que podría suceder incluso con sentencia judicial de por medio si esos casos de tortura continuaran en los tribunales, por lo que estima más rentable pagar algunos millones de libras para comprar un silencio que, sin embargo, no logra apagar el eco de los gritos del centro de detención de Guantánamo. Eso sí, al evitar el proceso judicial, el Gobierno se ahorra, aunque no mucho dinero, sí los detalles sobre los métodos empleados por los servicios secretos británicos, los cuales niegan su implicación en las torturas, aunque el Gobierno las reconozca con esas indemnizaciones.