Una quincena de abogados vascos comparecieron en Bilbo para dar a conocer nuevas iniciativas para lograr la libertad de sus tres compañeros detenidos y encarcelados en abril, tras una operación de la Guardia Civil coordinada por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska. Ayer mismo, Behatokia remitió al Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, dependiente del Alto Comisionado para los Derechos Humanos con sede en Ginebra, una petición para que estudie el arresto de una de ellos, Arantza Zulueta, al estimar -según indicó Julen Arzuaga- que «es el caso más sangrante».

El director del Observatorio Vasco de Derechos Humanos incidió en que en la labor profesional de Zulueta «no hay ningún hecho delictivo», lo que les lleva a afirmar que su arresto fue una acción «ilegal, ilegítima y arbitraria». Para sostener su tesis ante la ONU, aportarán un dossier de la Guardia Civil donde se explicaban las pautas a seguir en las detenciones de abogados y del resto de personas.

Arzuaga explicó que, a través de torturas en «interrogatorios ilegales», se buscó arrancar testimonios con los que incriminar a su compañera e impedir el derecho a la defensa a los presos políticos vascos. «Se trata de retirar una voz molesta», señaló el abogado laudioarra, quien confió en que se repita la declaración de la ONU con la detención del militante independentista Karmelo Landa, que fue calificada de «arbitraria».

En la misma comparecencia, Alfonso Zenon denunció los seis meses de aislamiento que lleva padeciendo Zulueta, que le han llevado a emprender el lunes una huelga de hambre indefinida en la prisión de Málaga, donde dijo «soporta un aislamiento físico y político». En la cárcel andaluza, la letrada está cuatro horas en un patio de 10 por 2 metros y permanece el resto del tiempo en una celda de castigo, donde la cama tiene correas y sólo se le permite tener la ropa imprescindible, dos libros y dos revistas.

Al llegar a Málaga, los cuatro represaliados políticos que había fueron trasladados, por lo que Zulueta está sola, sin compañía de presas comunes y tan sólo ve a alguna funcionaria «de vez en cuando». Zenon manifestó que su compañera sufre esta vulneración de derechos «contraria a cualquier principio elemental, porque «es un testigo incómodo» y se pretende obstaculizar e impedir la defensa de los derechos de los presos. «El objetivo es hacerla daño», dijo.