Música Ex Machina (MEM) es un festival surgido en Bilbo desde la inquietud de Txema Aguiriano y Josu Lafont, quienes en el inicio de la presente década pusieron en marcha el festival tras un periodo de reflexión. La actual es la novena edición, por lo que la experimentada pareja se mueve con suma facilidad por los extremos de la música y el arte. MEM es un notable esfuerzo capaz de revolver las tripas de la música y la conciencia de los seguidores más atrevidos de la música y el arte. Su programa comenzó el 1 de noviembre pasado y concluirá el 4 de diciembre, con este 19 y 20 de noviembre como fechas más impactantes.

«Desde que se creó, MEM ha sido un festival de arte y música. Siempre se ha valorado contar con artistas que combinen diferentes disciplinas. Fue muy interesante, por ejemplo, contar en nuestra primera edición con Lee Ranaldo, que por una parte estaba interesado en mostrar sus creaciones musicales experimentales -a partir del uso de la guitarra- junto a su faceta de artista visual, mostrando sus películas. En MEM, arte y música se podría decir que van al 50%, y no sólo eso, sino que, además, van de la mano», explica Txema Aguiriano.

En un entorno artístico tan efímero, simple y banal, cabe pensar que una propuesta como MEM es un proyecto imposible, pero la realidad es que cada vez hay más artistas apartándose de lo común. «Ya no vivimos en los ochenta, cuando en las FM se podía escuchar buena música. Hay mucha gente creando cosas nuevas e interesantes. Hay movimiento. Cada año surgen nuevas propuestas dignas de ser presentadas en MEM. Por suerte, además, muchas ya tienen a MEM como referente y envían ellos mismos sus propios proyectos. O amigos que conocen nuestro festival les animan a ello. Igual lo más difícil es conseguir históricos en activo, realizando proyectos atractivos y cuyo presupuesto no sea inalcanzable», señala Aguiriano.

En el anecdotario de MEM han ocurrido muchas cosas, pero la más amable la dejó David Thomas (Pere Ubu), quien acabó con todas las numerosas hamburguesas que se le habían preparado en un plis plas, además de pedir más en el intermedio del concierto. Las comía de un bocado y las latas de cerveza se las bebía de un trago.