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Algo más que unos títulos de crédito...

Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Protagonista y secundaria histórica, una buena banda sonora original creada con maestría jamás desaparece de la memoria del cinéfilo. La música nos acompaña en el viaje por las historias de la cinta, sus personajes, paisajes y circunstancias que se agarran a una composición determinada que las hace peculiares y que las dota de personalidad. Siempre me han parecido interesantes los títulos de crédito y, si estos se acompañan de una buena banda sonora, de un tema original (o no), a veces, me acaban gustando más que la serie o película a la que hacen los honores y presentan. Durante los primeros años de vida del cinematógrafo, eran carteles pintados a mano los que mostraban una interminable lista de nombres sobre un fondo estático, que en el mejor de los casos eran sustituidos por una sucesión de paisajes. Fue hasta 1955, cuando el diseñador gráfico Saúl Bass revolucionó el diseño de los títulos de crédito creando para la película «El hombre del brazo de oro», de Otto Preminger, una secuencia dinámica de líneas blancas que subían, bajaban y se cruzaban sobre un fondo negro simbolizando los angustiosos momentos que vive el protagonista (Frank Sinatra). Unos de los primeros en los que posé la mirada fueron precisamente en los de Saúl Bass para «Vértigo» que, acompañados por las composiciones de Bernard Herrman, se convirtieron en creaciones audiovisuales que podrían independizarse de la cinta del mismísimo Alfred Hitchcock. Otros títulos de crédito llaman la atención por su minimalismo, entre ellos los de Woody Allen. «Annie Hall» fue la primera cinta en la que el neoyorquino utilizó el tipo de letra Windsor blanca sobre un fondo negro y con un tema de jazz de fondo. Dicen por ahí que todo comenzó debido a la recomendación que le hizo el tipógrafo Ed Benguiat. «Seven», «Amelie», «La guerra de las galaxias»... y tantas otras cintas presumen de «comienzos» geniales y, a pesar de que los títulos de crédito nacieron con una función específica, la de firmar el trabajo realizado, hoy en día son los anzuelos que nos enganchan y hacen que, en muchos de los casos, veamos lo que viene a continuación. Las series de televisión «Dexter» y «True Blood» son dos buenos ejemplos de cómo hay que hacer unos títulos de crédito a medida. Los de «True Blood», dirigida por Alan Ball (director de la estupenda «A dos metros bajo tierra»), acompañados por el tema «Bad things» de Jace Everett, merecen que os deis un paseo por www.youtube.com y los «disfrutéis», si podéis...

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