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Otras citas de algunas de estas víctimas

Iñaki IRIONDO

El trabajo escolar con estos testimonios está destinado al alumnado de 13 a 16 años, con lo que es probable que en caso de que el tema suscite interés los chavales y chavalas puedan tratar de conocer algo más de lo que dicen y piensan las personas que les han puesto como ejemplo. Y para eso tirarán de Internet.

En su ordenador podrán leer a José María Calleja decir que, si bien no puede aplaudirse a alguien que se dedique a destrozar a mazazos una herriko taberna, como ocurrió en Lazkao, «mal haríamos si no convocáramos a todo el mundo a que este señor no pague ni un duro de esa multa». Encontrarán que ese periodista, cuyas palabras son tan importantes como para que se las enseñen en clase, hablaba del Nuevo Estatuto aprobado por el Parlamento autonómico como «el plan de este sujeto lunático», en referencia al lehendakari Ibarretxe, y lo definía como «una secuela de todo ese terrorismo que es la prolongación del terrorismo por otros medios». Nada extraño si se tiene en cuenta que, según su tesis, «defender la Constitución y el Estatuto, [son] militancias políticas para las que el proyecto nacionalista reserva la pena de muerte abolida por la Constitución». José María Calleja fue también quien dijo que «el señor Martxelo Otamedi es un etarra en comisión de servicios, que ha hecho una denuncia de presuntas torturas siguiendo el manual de los etarras». El director de «Egunkaria» fue absuelto, por lo que difícil lo tiene quien pretenda que Calleja es alguien para dar lecciones de democracia.

Buceando por Internet, los alumnos y alumnas podrán ver en Youtube a Pilar Elías a la cabeza de la manifestación del pasado 6 de noviembre en Madrid convocada por el sector más extremista de las «víctimas del terrorismo», que ve indicios de negociación, rendición y traición en cada movimiento de Zapatero. O quizá topen con los escritos de Joxean Rekondo, que al margen de sus legítimas opiniones políticas, no deja de ver fantasmas maoístas detrás de cada movimiento que realiza la izquierda abertzale.

En cuanto a la supuesta despolitización y apartidismo de quienes dan testimonio, seguro que los chavales y chavalas se sorprenden al ver que la presidenta de la institucional Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, afirma- ba en vísperas de las elecciones autonómicas que el posible cambio en Ajuria Enea era una «oportunidad histórica». Al oírle que en los últimos 29 años no hubiera habido un liderazgo en la CAV que hiciera frente al fanatismo que se sigue desarrollando en la sociedad vasca y que ha hecho de esta comunidad «una ciénaga moral». A su entender -ya lo había dicho años antes-, «necesitamos que el nacionalismo se regenere para poder solucionar muchos de nuestros problemas, porque ellos son parte del problema y tenemos que pedir a gritos esa regeneración política y moral».

¿Son éstos los ejemplos que permiten avanzar en una educación para la paz?

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