Los firmantes del Acuerdo de Gernika se han propuesto iniciar inmediatamente la interlocución con otros agentes políticos, sindicales, sociales y económicos navarros, incluidos la Iglesia, la patronal y el tejido asociativo. El objetivo es socializar el Acuerdo, suscrito el 25 de setiembre por numerosas organizaciones políticas, sindicales y sociales, para lograr acuerdos más amplios entre diferentes, sobre la base del respeto a todos los derechos de todos. El anuncio de ayer, por otro lado, es muestra de la voluntad de sus firmantes de no quedarse a la espera de los acontecimientos, sino de ser ellos, con el empuje de los ciudadanos, protagonistas de los mismos.

La ausencia de Aralar en el acto de ayer, aún siendo conocida, resultó llamativa. Portavoces de esa formación la han pretendido justificar por la «confusión» entre los actos en pos de la normalización con los movimientos previos a las elecciones. Sin embargo, lo verdaderamente confuso, hasta el punto de resultar incomprensible, son las reticencias de Aralar. Es incomprensible esa actitud como consecuencia de la proximidad electoral. Las experiencias habidas en otros países han dejado bien claro que un proceso de normalización y paz debe transcurrir al margen de pugnas electorales, y nunca a expensas de aquéllas. Aralar entiende que el trabajo en común del espectro de izquierda y abertzale vasco favorece a la izquierda abertzale; sin embargo, ésta ha dado sus pasos dejando bien claro que los intereses partidistas no son compatibles con ese trabajo en común y mostrando su plena disposición a lograr acuerdos incluyentes.

Es tiempo de moverse y no sólo de expresar la necesidad de hacerlo. Ayer el Grupo Noticias aseguraba que el Gobierno español estudia el acercamiento de los presos políticos vascos a instancias del PNV. Cada cual interpreta el devenir político y las estrategias de otros a su manera, es decir, a su conveniencia y consciente de la necesidad de atribuirse méritos en el sentido de lo que la sociedad vasca demanda. En cualquier caso, unos realizan movimientos con determinación y otros intentan entorpecerlos desde la quietud, pero intentando disimularla. También eso lo sabrá valorar la sociedad.