Para nadie resulta un secreto que el control de una televisión es un caramelo más que apetecible para cualquier grupo político. Hay ejemplos hasta la saciedad.

Ahora, en el caso de ETB, se han sumado varios elementos que garantizan una polémica que se alargará durante el próximo debate electoral.

De una parte, el PP ha presentado en el Congreso español una propuesta para que se puedan privatizar las televisiones autonómicas; de otro están las audiencias bajo mínimos que ha logrado el actual equipo directivo del PSOE y, por último el grado de conflicto que se vive entre trabajadores y dirección.

Así, «El Correo español» metía ayer la cuchara en el asunto para acercar el ascua a su sardina porque, dice, el presupuesto asignado «pone a la radiotelevisión pública en cabeza en el ránking de las más caras en relación con la población a la que atienden».

Si a eso le agregamos que «ETB se ha convertido en un campo de batalla política en el que se cruzan las agrias críticas de quienes sintieron su salida de los órganos directivos como un despojo ilegítimo y quienes denuncian un boicot político con elementos de la propia plantilla como quintacolumnistas», el editorialista llega a concluir que estamos ante «el peor ambiente para una reflexión conjunta, seria y serena sobre la necesidad de adaptar a la nueva realidad un organismo público muy aprovechable pero cuya dimensión y funcionamiento resultan en estos momentos insostenible». No es difícil adivinar que el siguiente paso será demandar la privatización... en su favor.

Algo así barruntaba el editorialista de «Noticias de Gipuzkoa» que denunciaba que la propuesta del PP (jaleada por el Grupo Vocento) «pretende disfrazar, con el pretexto de la mala situación financiera de algunas cadenas autonómicas, la intención de diluir hasta la eliminación un servicio público esencial en la era de la comunicación en virtud de intereses que no son ajenos a las relaciones del PP con algunos de los grandes grupos mediáticos del Estado». Eso ya lo dijo hace sólo unas semanas el presidente de Vocento, Alejandro Echevarria.

Total, que unos y otros quieren hacer de la ETB un cortijo. Dice el dicho que entre todos la mataron y ella sola se murió.