Valery Karpin no se ha podido estrenar de mejor manera en el mundo de los banquillos. El estonio, tras poner en marcha diversos negocios inmobiliarios en Galicia junto a Michel Salgado, entre otros, asumió en verano de 2008 el cargo de director general del Spartak de Moscú.

Sin embargo, una serie de malos resultados le obligaron a tomar las riendas del equipo en abril del año siguiente, en sustitución de Michael Laudrup. El relevo no fue nada mal, el equipo krasno-belye (rojiblanco) obtuvo la segunda posición en la Superliga rusa y la correspondiente clasificación para la Champions League.

Tras superar la ronda previa, los capitalinos están ofreciendo un gran nivel en la máxima competición continental. En su visita al Vélodrome, vencieron por la mínima al Olympique de Marsella, gracias a un gol en propia puerta de César Azpilikueta. Con el Chelsea dominando el grupo con autoridad, los rusos se juegan la segunda plaza con el OM de Didier Deschamps. Ahora mismo, ambas escuadras empatan en el segundo puesto con seis puntos.

El futbolista más conocido del Spartak es el irlandés Aiden McGeady, talentoso extremo fichado del Celtic a golpe de talonario. El traspaso se cifró en más de diez millones de euros, lo que le convirtió en la exportación más cara realizada jamás por un equipo escocés a otro país. Juanto a McGeady llegó el internacional argentino Nico Pareja, procedente del Espanyol, y los gemelos Kombarov, en un traspaso lleno de polémica. Y es que ambos militaban en el Dynamo de Moscú, uno de los grandes rivales históricos de su actual equipo.

Hay más jugadores con cierto renombre entre los pupilos de Karpin: los locales Saenko, Parshivlyuk, Makeyev o el jovencísimo Kozlov, el austriaco Stranzl, el argentino Maidana, el meta ucraniano Dikan, el checo Suchy, el montenegrino Drincic y, sobre todo, los brasileños Alex, Ari y Wellinton. Éste último fue el máximo realizador del Spartak la pasada campaña, con 21 tantos.

El estadio Luzhniki, con capacidad para 77.000 espectadores, es una de las principales armas del equipo ruso. El calor de la afición se convierte en un factor vital para superar el frío ambiental. Aunque no el único. No en vano el estadio cuenta con calefacción para evitar problemas en el césped y es, de hecho, uno de los iconos de la candidatura rusa para albergar el Mundial de 2018. Cabe recordar que la decisión definitiva de la FIFA se hará pública el próximo 2 de diciembre.

El único campeón francés

Esta tarde (18.30), el Spartak tendrá enfrente al Olympique de Marsella, úinco equipo del Estado francés que ha ganado la Champions. Al mando del equipo del Vélodrome está Didier Deschamps, técnico vasco que ya llevó al Mónaco a la final de la máxima competición continental en 2004. El doblete del OM la pasada campaña, con los títulos de la Ligue 1 y la Copa de la Liga bajo el brazo, han vuelto a situar a los marselleses en el centro de atención del fútbol galo, tras años de tiranía de sus homónimos de Lyon. El objetivo es ahora volver a realizar una buena temporada en Europa.

Para conseguirlo, Deschamps cuenta con su compatriota Azpilikueta, el pequeño y carismático Mathieu Valbuena, los argentinos Heinze y Lucho González, los delanteros Gignac, Remy y Brandao, el espectacular portero Mandanda y el lateral nigeriano Taiwo. En la competición doméstica, los del Vélodrome se han sobrepuesto a un mal inicio de campeonato y ya se han situado a la estela de los sorprendentes Brest y Rennes, así como del París Saint Germain.

Ahora llega la hora de definir posiciones en Champions. Una victoria por más de un tanto en Moscú pondría la clasificación en bandeja al OM. La goleada por 7-0 ante el Zilina eslovaco deja el gol average global a favor de los franceses, pero Deschamps también quiere el particular. En caso de empate, se jugaría el todo por el todo ante el Chelsea en casa en la última jornada y debería esperar un tropiezo del Spartak en su visita a Eslovaquia. La jornada en el Grupo F se cierra con el Chelsea-Zilina. Todo lo que no fuera un triunfo londinense sobrepasaría la categoría de sorpresa.