A convocatoria de los sindicatos y de las organizaciones empresariales, la mayoría de los cines, teatros y salas de conciertos de Italia no abrieron ayer sus puertas como medida de protesta por los recortes a las ayudas estatales al sector de la cultura. El Gobierno de Silvio Berlusconi ha previsto una reducción de 280 millones de euros durante los próximos tres años, de los que 58 millones anuales corresponden únicamente al Ministerio de Cultura. «Nuestra industria produce riqueza» es el lema de este movimiento surgido en asambleas generales que han tenido lugar en las principales ciudades. Entre quienes secundaron la huelga -más de 250.000, según los organizadores-, grandes nombres como el director de la Scala de Milán, Stéphane Lissner, o el cineasta Ettore Scola, quien denunció «que el homicidio premeditado del cine no ceja. Hay que resistir». Hoy está convocada una manifestación de trabajadores de la ópera de Roma, a raíz de los doscientos despidos anunciados.