La dimisión del ministro de Justicia de Japón por unas desafortunadas declaraciones complica la gestión del primer ministro, Naoto Kan, cuya popularidad ha caído por debajo del 30% tras solo cinco meses en el poder.

La sinceridad le costó el cargo a Minoru Yanagida, quien hace una semana confesó a votantes de su circunscripción de Hiro-shima que su trabajo como ministro era «fácil, ya que sólo hay que recordar dos frases en las situaciones comprometidas en la Dieta [Parlamento]». Las frases son «no debo hacer comentarios en casos individuales» y «estoy actuando de forma apropiada de acuerdo a la ley y a las pruebas» y fueron consideradas como una burla por muchos diputados.

Aunque Yanagida no pensaba dimitir, se vio obligado a hacerlo, ya que su presencia se había convertido en un obstáculo para la aprobación del presupuesto extra en el Senado, dominado por el opositor Partido Liberal Democrático (PLD), que había pedido su cabeza.

Este plan de 4,4 billones de yenes [38.900 millones de euros] contiene medidas para fomentar la demanda interna.