Gloria REKARTE ex presa
Unas y ningunas
Hay víctimas que lo son a perpetuidad. Hay víctimas tan efímeras que ni siquiera llegan a serlo. Hay víctimas que fueron asesinadas a tiros o cuando explosionó el artefacto adherido a los bajos de su coche. Hay víctimas que no lo son porque fallecieron a golpes, fallecieron con agua del Bidasoa inyectada en sus pulmones. Hay víctimas para las que se pide justicia: cadena perpetua, pena de muerte también. Hay víctimas por las que se otorgan medallas, se disponen medidas de gracia, se conceden indultos y allá donde no llega el indulto, se dispensa humanidad. Hay víctimas con asociaciones, subvenciones y homenajes del gobierno. Y otras cuyos victimarios formaban parte del gobierno; ellas forman parte de las víctimas que no lo son. Hay víctimas para las que es «perentorio reconocer la injusticia cometida, no importa el tiempo transcurrido» y otras que hoy son fantasmas del ayer, porque hay víctimas que son para siempre, y otras, «las otras», que son ningunas. Las de sin enérgicas condenas ni repudios, las acompañadas por veladas y no tan veladas justificaciones; las prescritas y proscritas. Víctimas de sus ejecutores ayer; ayer 1936, ayer 1975, 1981, 1982, 1985, 2004... noviembre de 2010; ayer en Sartaguda, en Intxaurrondo, en una humilde panadería de Donibane, en el Aaiun, en Anglet... Y víctimas ayer, hoy y siempre de la impunidad, de la inmoralidad, del cinismo; de un silencio que quiere ser cal viva, para borrar toda huella y no rastro. Pero ni el dolor caduca, ni la memoria se hace vieja, ni la justicia prescribe. Y ayer sigue siendo hoy.