¿Rockearían con entusiasmo los seguidores de unos Metallica viendo a Molly Hatchet? ¿Se aburrirían los aficionados a Iron Maiden? ¿Serían felices unos veteranos amantes del viejo sonido UFO? Satisfacción para todos, sin duda, porque, si bien todos los escritos sitúan a Molly Hatchet como un grupo de rock sureño, con el paso del tiempo la banda ha ido tomando cada vez más sonidos del heavy metal, así que hoy en día suenan duros, metálicos... y sureños, por supuesto.

Se les describe en sus inicios como una mezcla entre Lynyrd Skynyrd y 38 Special, figura que se ajusta bastante bien a lo que la banda de Jacksonville era en sus inicios: rock sureño más una dosis de hard-rock. De hecho, su álbum debut fue producido por el desaparecido cantante de Lynyrd Skynyrd, Ronnie Van Zant. Es más, la primera demo de Molly Hatchet se grabó en el estudio casero de los propios Skynyrd.

De otra parte, como Lynyrd Skynyrd, Molly Hatchet también cuenta con su propia leyenda negra, ya que el vocalista Danny Joe Brown, quien estuvo en la banda desde el 78 al 80 y del 82 al 96, murió el 10 de marzo de 2005 a la edad de 53 años, como consecuencia de una diabetes mal tratada. Un año después, el 19 de junio, quien estiraba la guitarra era Duane Roland, hachero fundador. Curiosamente, también abandonó la Tierra con 53 años, supuestamente por causas naturales, aunque no lo sea fallecer a esa edad.

Treinta y cinco años dan para mucho y la historia de Molly Hatchet es realmente dinámica: malos y buenos momentos, cambios de formación y retoques de estilo, muerte y vida, álbumes y extensas giras. Con todo, el sur lo llevan en las venas y en cada gramo de carne y hueso, por lo que su sonido, a pesar de todo, siempre es el esperado.

«Justice» es un tema devastador, da título al último álbum y lo encumbra, el resto del disco no desmerece en absoluto, con un par de baladas para dejarse la piel, pero el repertorio de la banda es tan abultado que las opciones de listado son casi infinitas. En cualquir caso, quizá las canciones sean lo de menos, ya que lo vital será disfrutar del rollo sureño, de las dobles guitarras, del hard-rock y de las largas, envolventes y tensas baladas.