El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, zanjó ayer el debate abierto sobre la financiación cata- lana que durante la campaña electoral en el Principat ha sustituido al descontento social generado tras la sentencia del Tribunal Constitucional español contra el Estatut. Rodríguez Zapatero clausuró de esta manera el mitin central del PSC, un acto marcado por los mensajes en clave española y que certificó el ambiente de derrota que se respira en el entorno del todavía president, José Montilla.

El inquilino de la Generalitat estuvo arropado por Zapatero y por el ex presidente Felipe González (el más aplaudido, con diferencia), que acudieron con el objetivo de movilizar al votante tradicional socialista y que trataron de mantener la línea marcada desde el inicio de la campaña que se expresaba en el lema «ni independentistas ni de derechas». Los socialistas, que aseguraron que más de 20.000 personas acudieron al Palau Sant Jordi, no lograron llenar el recinto, que hoy mismo será el escenario del mitin final de CiU.

«Hemos logrado el mejor modelo financiación para Catalunya, que no se mejorará», reconoció Zapatero, que calificó los últimos años como «el período de más autogobierno y de mejor financiación» del Principat.

«Éste ha sido el período de mayor respeto a la identidad de Cataluña», aseguró, pasando por alto la promesa, ahora papel mojado, de que defendería el Estatut que aprobasen los catalanes. Respecto al futuro, Zapatero trató de mostrar un perfil progresista alertando de que la llegada de CiU supondrá un recorte «para el Estado del Bienestar». Aunque la tónica general fue la crítica más centrada en el PP que en los convergentes.

Defensa del Estatut

José Montilla fue la única voz que cuestionó la decisión del Constitucional. «Ha habido problemas, una sentencia que no queríamos, una sentencia contra el autogobierno», censuró. Incluso, llegó a dar un paso más, recogiendo el lema bajo el que se manifestaron miles de catalanes el pasado 10 de julio en Barcelona, exigiendo «respeto para lo que somos: una nación».

Además, abogó por «recuperar el Estatut» frente a las propuestas de negociar un concierto económico que plantea el candidato de CiU, Artur Mas.

No obstante, sus palabras quedaron como una isla entre dos discursos, el de Zapatero y el de González, en el que la palabra «España» se repitió bastante más que la de «Catalunya».

Felipe González fue el más ovacionado de los oradores. A pesar de que, durante su alocución, defendió los recortes sociales que ha protagonizado el actual Ejecutivo del PSOE. «Dicen que estas medidas son de derechas. Y yo les digo que el ajuste es sí o sí, hay que hacerlo, sí o sí». Curiosamente, estas afirmaciones recibieron los aplausos de los tradicionales votantes socialistas.

«Tengo un año más de la edad de jubilación que ha aprobado el Gobierno. Y no me quiero jubilar», ironizó, asegurando que los recortes sociales hubiesen sido todavía más profundos con un gobierno del PP. La intervención, centrada en cuestiones de macroeconomía, pasó de puntillas sobre los recortes estatutarios.

Y apeló al anticatalismo del PP, de quien recordó que había promovido el boicot al cava catalán. Eso sí, González lanzó un mensaje a Montilla, a quien instó a que, en caso de no ganar, colabore en la acción de Gobierno. Un discurso que concuerda con la idea lanzada por Artur Mas, que instó a Montilla a garantizar la gobernabilidad.

La intervención de Zapatero fue brevemente interrumpida por varios activistas pro saharauis, que mostraron banderas de la República Árabe Saharaui Democrática para denunciar el papel del Gobierno español ante los sucesos de las últimas semanas, precisamente en el momento en el que el presidente español hablaba sobre cooperación. Los activistas a punto estuvieron de ser agredidos por asistentes al mitin, que trataron de arrebatarles las enseñas. Finalmente, fueron desalojados entre los gritos de los asistentes.