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Ruptura de Gobierno en Araba

El final de una ficción en un ciclo con fecha de caducidad

Ambas partes tenían argumentos para seguir y para romper. Han optado por la segunda
porque se ve el final de un ciclo, en el que el PNV quiere tener las manos libres y EA elevar el nivel de sus apuestas.

Iñaki IRIONDO 
 
Aduce Xabier Agirre que, con sus enmiendas sobre normas fiscales, EA sólo pretendía marcar diferencias con el PNV y provocar su salida del gobierno de coalición de la Diputación Foral de Araba, porque el partido está ahora en una estrategia diferente a aquella con la que arrancó la legislatura foral en julio de 2007. Responde Pello Urizar que la expulsión obedece en realidad a la intención de los jeltzales de posicionarse con los «unionistas» e ir «de la mano del PSOE», y pone como ejemplo de aguante las deslealtades que en los últimos meses ha tenido que soportar EA, con pactos a sus espaldas y el sapo tragado de la detención y procesamiento del diputado foral del PNV Alfredo de Miguel.
 
Cada parte se aferrará a su verdad y lo cierto es que las dos tienen su cuota de razón. Xabier Agirre lleva toda la legislatura «de la mano del PSOE» y EA seguía junto a él, en parte probablemente para evitar una situación que hace unos meses podía haber derivado en una moción de censura, y porque además consideraban que el trabajo que en sus respectivas áreas estaban realizado su diputada y su diputado merecían esa pena. Por contra, el PNV tiene que admitir que ha gobernado con escasa consideración hacia sus socios, en ocasiones ninguneándolos hasta la humillación, por lo que es comprensible que llegue la hora en la que digan hasta aquí hemos llegado.
 
El factor fundamental de esta ruptura, que a ninguno de los dos viene mal, es la percepción de que estamos a las puertas de un cambio drástico de ciclo político. El nombramiento de Xabier Agirre fue el fruto de una maniobra de la izquierda abertzale en el pleno de investidura que rompió el tablero en el que Txarli Prieto había diseñado su jugada ganadora. Pero un «gobierno de concentración abertzale» con apenas 17 apoyos de 51, resultaba una ficción. El portavoz de ANV, Aitor Bezares, ya advirtió el mismo día de la investidura que habían querido cerrar las puertas a que el unionismo siguiera gobernando directamente en Araba, pero que tenía pocas esperanzas de que Xabier Agirre afrontara un cambio real de la política alavesa, y menos aún viendo los movimientos que ya venía haciendo el PNV.
 
La situación política que se abre hoy no es la de 2007 y todos los protagonistas buscan recolocarse. El PNV pretende llegar a las elecciones con las manos libres para seguir practicando el pragmatismo, y EA enseña que futuros acuerdos habrán de hacerse en base a compromisos de avance nacional y social y no por la etiqueta de cada cual.
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