Los doce países que integran la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) dieron ayer un nuevo espaldarazo al presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien el 30 de setiembre sufrió un alzamiento y un intento de magnicidio, al aprobar una cláusula democrática para responder a los golpes de Estado en la región.

Nueve de los mandatarios y tres ministros de Relaciones Exteriores ratificaron el «Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de Unasur sobre Compromiso con la Democracia», por ser «la garantía fundamental al orden democrático y constitucional y la condición esencial del proceso de integración».

La disposición adicional fue aprobada el pasado 1 de octubre en la cumbre extraordinaria en Buenos Aires y señala que ninguno de los estados miembros del bloque regional «tolerarán desafío alguno a la autoridad institucional ni intento de golpe al poder civil legítimamente constituido» y que «adoptarán medidas concretas e inmediatas en caso de quebrantamientos al orden constitucional».

La cláusula democrática, que plasma por escrito las sanciones que el bloque anunció en la reunión de Buenos aires establece el cierre de fronteras, la suspensión del comercio y el tráfico aéreo con el país en el que se produzca una intentona golpista.

Será el Gobierno objeto del alzamiento el que tendrá que pedir a Unasur la aplicación de esas medidas, según indicó a Efe una fuente gubernamental que pidió no ser identificada.

Asimismo, ese país será, además, suspendido en sus derechos y expulsado de Unasur, cuyos integrantes podrán decidir su regreso cuando se supere la situación.

Mientras el proyecto es aprobado de forma definitiva, ya que el Tratado Constitutivo tiene que ser aprobado por los parlamentos, Unasur podría emitir una disposición transitoria que autorice a los presidentes a tomar medidas en caso de que se produzcan hechos similares a los de Ecuador.

Elección pospuesta

En Georgetown se iba a tratar también la sucesión del fallecido secretario general del bloque, Néstor Kirchner, pero finalmente se pospuso esta cuestión para seguir evaluando posibles candidatos al no haberse presentado candidaturas formales.

Los nombres que suenen con más fuerza para ocupar ese cargo son el del todavía presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, -que dejará su puesto el 1 de enero- y el ex mandatario de Uruguay Tabaré Vázquez.