Los operativos de la Policía contra los narcotraficantes que están sembrando el pánico en Río de Janeiro y que han dejado ya 30 muertos fueron reforzados ayer con 800 soldados del Ejército, dos helicópteros de la Fuerza Aérea y más tanques blindados, después de que el presiden- te, Luiz Inácio Lula da Silva, autorizara el apoyo. Los militares cederán también equipos de comunicaciones, material de logística y equipos especiales como anteojos de visión nocturna.

El Batallón de Operaciones especiales (BOPE) de la Policía ya contó el jueves con el inédito refuerzo de seis blindados de la Marina, que permitieron a los agentes ocupar con éxito y sin muertos la favela Vila Cruzeiro, considerada hasta entonces la más peligrosa de Río de Janeiro.

Tras invadir la barriada en una operación sin precedentes y con ribetes cinematográficos, que incluyó militares ataviados para la guerra, tanques y ametralladoras de grueso calibre, y un despliegue de agentes de élite pocas veces visto en la ciudad, la Policía anunció la reconquista del lugar y la expulsión de los narcotraficantes. Éstos huyeron despavoridos hacia el Complejo del Alemán, un conjunto de barrios pobres en la zona norte de Río de Janeiro aún controladas por el Comando Vermelho, que tenía su bastión en Vila Cruzeiro, inaccesible para la Policía desde hacía años.

«En este momento Vila Cruzeiro pertenece al Estado», declaró José Beltrame, secretario de Seguridad del Estado de Río de Janeiro, quien agregó que «hemos dado un paso importante, pero no hay nada ganado. Es importante arrestar personas, confiscar drogar, incautarse de munición, pero es más importante sacarles del territorio [a los traficantes]».

La ofensiva policial fue la respuesta a la ola de violencia que comenzó en sábado y que las autoridades de Río de Janeiro atribuyen a una represalia de los grupos criminales expulsados por la Policía de importantes favelas en las que controlaban el tráfico de drogas.