No estuvo Josean Kerejeta, baja de última hora debido a un «compromiso familiar grave», pero sí, por lo demás, buena parte de la flor y nata del baloncesto en Euskal Herria. Gorka Arrinda, máximo accionista de Bilbao Basket, Carlos Izar De la Fuente, director general de Saski Baskonia, Miguel Santos, presidente de honor de Gipuzkoa Basket, y Nieves Alza, fundadora y presidenta de Txingudi Saskibaloia. Ahí es nada. Junto a ellos, un periodista como Ramón Trecet, picado por el alacrán del baloncesto hace más de 40 años, criado a la sombra del llorado Josean Gasca -«mi maestro», declaró el creador del mítico «Cerca de las estrellas»-.

Un escenario ideal para debatir sobre un deporte como el baloncesto; un negocio, sin duda, pero guiado por los latidos del corazón. «Tanto Miguel Santos como mi familia -declararía Gorka Arrinda- no teníamos por qué meternos en el baloncesto, pero lo hicimos por considerar este deporte como algo nuestro, y aunque tuvimos que recuperar una década entera de no historia, nos metimos y lo hemos visto nacer y crecer».

Ante todo, los gestores de los clubes ACB mostraron con orgullo el «sano momento» de estos en la élite del baloncesto. Aun así, Ramón Trecet, pese a reconocer la «buena salud» por regla general de los clubes de élite, anunció que éstos se hallan en un «punto de inflexión camino de la consolidación. En Euskadi han existido directivos de entre los mejores de Europa, de los que generan recursos, y hemos perdido esa calidad».

«Hemos conseguido que la gente hable de baloncesto en la calle y que sufra por las derrotas. Nuestro potencial es, por ahora, de 7.000 espectadores y nos hemos ganado un crédito. Bilbao Basket, llegando hasta los 10.000, se ha convertido en una alternativa. Y es obvio que el Baskonia, a punto de llegar a una ampliación de 15.000 espectadores, es nuestra primera referencia. Pero hay que seguir creciendo económicamente si queremos crecer deportivamente», añadiría Miguel Santos.

Carlos Izar, por su parte, subrayó la «estabilidad» de los proyectos del baloncesto vasco. «Somos tres clubes con sólidas infraestucturas para trabajar y seguir creciendo, que es lo que importa».

el hermano pobre

Fue, en este punto, cuando Nieves Alza expuso la nota discordante a tan autocomplaciente discurso. «El primer club de baloncesto de Gipuzkoa data de 1939 y es femenino. El baloncesto es el deporte con mayor cantidad de practicantes entre las chicas en Euskadi y en Europa, pero seguimos siendo el hermano pobre. Ni existimos para muchos, hasta el punto de tener que mendigar a las instituciones cuando hemos tenido que salir a jugar en Europa».

En este sentido, Ramón Trecet, reconocía cierto «ambiente social que impide que el baloncesto femenino despierte mayor interés. Se entiende que sin gran capacidad física, el baloncesto femenino no ofrecerá la debida armonía».

En este punto, Arrinda denunció cierta «limpieza étnica» de los proyectos deportivos. «Sólo los clubes vascos y el Valencia tienen detrás el dinero de una persona, no a instituciones, bancos o a clubes de fútbol». Santos, poco amigo de «mendigar» a instituciones y «farandulear» en federaciones, recordó que lo que hace falta es «trabajar para generar ingresos».

¿Y la cantera?

A la hora de hablar de la cantera, las opiniones más autocomplacientes y audaces pasaron a cuarteles de invierno. «Nuestra aspiración es tener en el primer equipo a gente de aquí, pero nuestra cantera es el mundo», afirmaba Carlos Izar, aunque comentó que el club gasteiztarra trabaja habitualmente con 300 niños. Al mismo tiempo, el dirigente baskonista solicitaba que recayera sobre las federaciones la «labor de formación».

Mientras, Arrinda reconocía que el proyecto de Bilbao Basket se abstiene de incluir la cantera por la «traumática» experiencia de Cajabilbao a este respecto.

Por su parte, Nieves Alza comentaba que su club tiene «siete equipos de formación, pero para una que sale, prefiere ir a la Liga Femenina 2 porque no le compensa. Además, no terminan de salir jugadoras vascas porque no las estamos educando deportivamente».