Cuando salen los datos de audiencia mensual las décimas arriba o abajo se miran con una fricción relativa si es negativa y exagerada si es positiva. Cuenta mucho para cobrar después a los anunciantes, por ello en las cadenas comerciales se va a degüello en busca de esas subidas que ayuden a aumentar la facturación. No obstante, viendo los resultados, y contemplando los anuncios que tienen algunas cadenas de inspiración política, se intuyen decisiones paradójicas de los anunciantes ya que si se trata de dar vida a unas cadenas de militancia y consigna, no importa demasiado el porcentaje, es decir no se corresponde la audiencia con la cantidad de anunciantes. A no ser que se trate de anuncios de bajo coste, que tampoco sería de extrañar. Pero no se olvide que la publicidad, institucional o particular, es una herramienta política de primer orden.

Las elecciones catalanas siguen provocando temblores políticos, grietas en algunos partidos que han salido bastante tocados de las mismas, y una paradoja que confirma una mirada a la realidad hecha por la voluntad popular es que Carmen de Mairena, la travesti de cuerpo y cara recauchutadas que se presentaba en una lista de frikis, ha obtenido más votos que la candidatura de Rosa Díez, la oportunista de ideología de plastilina. Esta claro que la gente para tirar su papeleta a la basura prefiere a una divertida y procaz artista que dice cosas bastante improbables, pero recomendables como hacer «follódromos» en pueblos y ciudades, protegidos para que las parejas no sufran atracos en sus coches de amor.

Quizás se pueda creer que existe mucha diferencia política entre Carmen de Mairena, Ros Díez y Belén Esteban, si se presentara. No hay programas, solamente personalismo. Cambian matices de indu- mentaria, poco más. Su valor es muy similar en cuanto a su incidencia real en el destino político y los cambios en la sociedad, por mucho que se empeñen. La televisión tiene eso, iguala a todos por lo bajo. Y la fotogenia no es más que un recurso subsidiario en la búsqueda de votos. Lo más paradójico es que la señora Díez se cabree por esa derrota frente a la artista. ¿Qué se creerá?